miércoles, 25 de octubre de 2006

Batalla Inacabada

Muchas son las acusaciones que vemos vertidas cada día desde cualquier medio de comunicación hacia los sistemas comunistas en general. Entre otras cosas, acusan a éstos de totalitarios y de falta de libertad y pluralidad política. En estos sistemas, dicen, el partido comunista solía ser el partido único, pero aunque en algunos casos no lo fuera, las elecciones eran controladas para que de esta forma la victoria fuera inequívocamente para el partido comunista.

Dicho esto se plantea la siguiente duda: ¿es cierto todo lo malo que nos es dicho y repetido hasta la saciedad acerca de los sistemas comunistas? Y si lo es, ¿es malo realmente y de manera objetiva o sólo debido a que quien controla la opinión pública no es precisamente objetivo en su juicio? ¿Si realmente son malas todas estas cosas que nos dicen acerca de los sistemas comunistas, cómo es posible que muchas de ellas existan hoy en día en el sistema neoliberal?

Bajo mi punto de vista, no dista tanto el sistema escuetamente descrito arriba del actual sistema neoliberal. Sin contrapeso bipolar desde la caída de la URSS, la única superpotencia no tiene obstáculos a la hora de manejar la opinión pública y el juego político no ya dentro de sus fronteras, donde los 2 seudo-partidos son 2 ramas de un mismo roble, sino también fuera de éstas inmiscuyéndose constantemente en los asuntos internos de otros países en lo que ha sido calificado en repetidas ocasiones de práctica imperialista de juego sucio. Esta práctica imperialista ha existido desde hace décadas, si bien desde el final de la Guerra Fría se ha agravado, y ha consistido en todo tipo de artimañas y actos contrarios al Derecho Internacional saltándose a la torera sanciones de Organizaciones Internacionales en las que los mismos Estados Unidos se encontraban incluidos (incluso como miembro fundador): amaño de elecciones para que salga victorioso un gobierno títere que responda a sus intereses, ayuda y planificación de golpes de estado para suprimir gobiernos no afines que habían sido legítimamente elegidos por sus pueblos, bloqueos que ahogan a una población durante 40 años, planes para atentar / asesinar a jefes de otros gobiernos para de este modo evitar que un pueblo sea libre y soberano (paradójicamente la excusa que antepone siempre EEUU para cometer sus atrocidades es llevar la libertad a esos pueblos) y la lista podría ser interminable y perfectamente suficiente para someter a juicio internacional a Estados Unidos. Sólo basta con mirar el tratado conocido con el nombre de Carta de las Naciones Unidas (que EEUU elaboró y ratificó como miembro fundador de la ONU).

A nivel interno de los países, podríamos describir el funcionamiento del sistema neoliberal actual como el siguiente: para que no se pueda decir que existe partido único, lo que se ha venido haciendo, siguiendo el modelo norteamericano, es dividir un mismo partido neoliberal en 2 (en ocasiones 3) partidos con diferentes nombres, cada uno con alguna mínima variación en su programa respecto a los otros. De este modo se pueden celebrar unas elecciones libres en las que el pueblo exprese su voluntad sin ningún obstáculo (salvo el hecho de que elija lo que elija está eligiendo lo mismo pero con distinto nombre).
Algo así ocurre en España con el PP y el PSOE (y cada vez más IU). Cada vez son más parecidos los programas de ambos partidos, dado que la política económica ya se encuentra atada y bien atada desde Bruselas siguiendo los pasos neoliberales de EEUU y por tanto no existen diferencias entre la política económica del PP y la del PSOE; ambos se enorgullecen de grandes superávit sin invertir el dinero que se acumula por ejemplo en políticas sociales (campo en el que España se encuentra bastante retrasado con respecto a sus colegas europeos). Aparte de la política económica podríamos hablar de defensa, educación, sanidad, inmigración, etc. y constatar que todo está terriblemente influenciado (si es que no forma parte de él) por el sistema que lidera Estados Unidos.

Tal vez la única diferencia es que antes, en las etapas más oscuras de la URSS (sería interesante y creo necesario someter a debate las causas de esa “oscuridad” de la URSS), se ejercía la violencia y la coacción de un modo más directo, mientras que ahora se hace lo mismo pero de forma encubierta, elaborando discursos que se quedan en palabras bonitas y otorgando al pueblo migajas que permitan mantener una opinión pública sumisa y una conciencia política paradójicamente “apolítica”.
Esto no pretende ser una defensa de los sistemas comunistas, sino una denuncia de la diferente vara que es utilizada sistemáticamente para medir aspectos muy parecidos según pertenezcan a un sistema o a otro.

El comunismo de la URSS quedó atrás y con él la lucha bipolar. Ahora el neoliberalismo más agresivo se pasea vencedor delante de nosotros haciéndonos creer que no hay alternativa.
Tal vez ahí está nuestro fallo, en dejarnos engañar creyendo que no hay más que lo que nos dejan ver, y no lanzarnos a buscar una alternativa, una tercera vía que no sea ni comunismo ni neoliberalismo, pero que sea algo mejor que la falacia que vemos actualmente.

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