martes, 26 de junio de 2007

Rage Against The Machine

Wake Up




Sleep Now In The Fire

¿España crece?

Ganamos menos que hace 10 años pero las empresas disparan sus beneficios

La economía española ha crecido en los últimos años a un ritmo más alto que la media europea, aunque ésto no se ha reflejado en una mejora en la calidad de vida ya que el salario medio real del español, que ha descendido un 4% en los últimos diez años, según un informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Entre 1995 y 2005, nuestro PIB es el que más aumenta en la Unión Europea y la renta peér cápita se ha acercado a la media europea, pero sin embargo no se ha reducido el porcentaje de población que vive por debajo del umbral de pobreza relativa.

A pesar de todo esto, los beneficios empresariales han crecido (un 73% entre 1999 y 2006). Este crecimiento consiste en empleo poco cualificado y escasamente remunerado.

Además, la quinta parte más rica ganó en 2005 5,4 veces más que la quinta parte más pobre, según datos de Eurostat (organismo que facilita las estadísticas comunitarias). La media europea es del 4,9.

El economista del gabinete Técnico de Comisiones Obreras, Carlos Martín, aseguró que España ha "creado una gran bolsa de trabajadores mal remunerados y en situación muy precaria. Una potencial bomba social".

Fuentes del Ministerio de Economía respondieron que "aunque la dinámica del salario no sea muy boyante, hay más empleo" y las familias cuentan con "más fuentes de ingresos que antes".
Agencias

El estado de la aldea

Hace unos años, a alguien se le ocurrió ponerse a pensar en cómo sería la distribución de la población humana en la Tierra si hubiera que reducirla a una comunidad de 100 personas, manteniendo las proporciones actuales según las estadísticas de Naciones Unidas. Esto es lo que vió: http://216.70.117.172/me_spanish.htm

Aquí no se suicida nadie

ARTURO PÉREZ-REVERTE
XLSemanal 24 de junio de 2007
Hablo de memoria, pero creo recordar que, hace unas semanas, a un ministro de Sanidad chino lo fusilaron por corrupto; y otro japonés, tras ser pillado de marrón, se hizo el harakiri en plan grosero, ahorcándose antes de que la Policía le dijera estás servido. Ambos episodios se prestan a comentarios e interpretaciones según el punto de vista de cada cual. En lo que respecta al chino, hay quien verá el asunto con la indignación del que se opone a la pena de muerte, y hay quien opinará que, puestos a meter en algún sitio doce balas de AK-47, las asaduras de un ministro corrupto son lugar adecuado. Yo no voy a pisar ese jardín. Me limitaré a decir que, aunque me parece mal la pena de muerte en términos generales –en casos particulares y personales ya hilo más fino–, el fusilamiento de un ministro de Sanidad corrupto no me quita el sueño, ni en China ni en Leganés; que me disculpen los usuarios de mecheros Bic y el borreguito de Norit. Lo que me desvela, poniéndome una mala leche espantosa, es la impunidad que nuestra confortable y humanitaria España brinda a tanto sinvergüenza, sea ministro o sea gorrilla de aparcamiento junto a la Giralda –y que me perdonen los gorrillas por mezclarlos con esa turbia compañía–. Eso me lleva a hablarles del otro difunto. Del japonés. Porque imaginen el caso. Mikedo Kontodo, o como se llame el fulano, se entera de que lo suyo va a hacerse público, y de que el telediario contará con pelos y señales cómo se lo llevó crudo con terrenos recalificados en Osaka, se conchabó con los yakuzas, trincó comisiones fraudulentas hasta del dibujante de Heidi, y se gastó la viruta con geishas y lumis vestidas de colegialas con calcetines, que eso allí los pone a todos como Yamahas. Así que nuestro primo Mikedo, que tuvo un antepasado samurái en Okinawa, otro en Tsushima y otro con los Cuarenta y Siete Ronin, decide que el deshonor es demasiado para su cuerpo serrano. Así que, para rehabilitarse él y su familia ante la sociedad a la que defraudó, dice Banzai, se pone el kimono, se calza media botella de sake para que no le tiemble el pulso, y como rajarse las tripas le da repelús –hasta los japoneses se están amariconando ya– decide ahorcarse en el jardín, entre bonsáis, antes que verse en boca del vulgo, como la Lirio.
Y ahora tráiganse la cosa para España. E imaginen, si tienen huevos, a ese concejal de Urbanismo, a ese alcalde, a ese diputado, a ese ministro o ministra, enterándose de que va a saberse lo suyo con el constructor Fulano, las prevaricaciones, cohechos y corruptelas diversas, el lío con una guarra de Aquí hay tomate, los setecientos viajes en avión oficial para comprar ropa en Londres, o la grabación de sus conversaciones íntimas con Josu Ternera diciéndole: «Porque sin ser tu marío, ni tu novio, ni tu amante, soy el que más te ha querío. Con eso tengo bastante». Imagínense todo eso, como digo, y al pavo o la pava de turno apesadumbrado por el oprobio, dudando entre soga, veneno o puñal, como en los dramas de Tamayo y Baus. Qué dirán, cielo santo, mis compañeros de partido, y mis votantes, y mis hijos, y los hijos de mis hijos. Y mis ancestros. Tierra, trágame. Adiós, mundo cruel. Etcétera.
¿Verdad que no se lo imaginan ustedes ni hartos de morapio? Pues yo tampoco, y eso que vivo de echarle imaginación a las cosas. Si un político español se entera de que mañana airean su cuenta en Gibraltar, los ladrillos de su compadre o las bolsas con billetes de quinientos euros de su legítima, encoge los hombros, se fuma un puro y marca el teléfono de una sauna de ucranianas. Que venga Ivanka a relajarme, que estoy algo tenso. Entonces vas y le explicas lo del japonés: aquel caballero decidió salvar su honor con esto y lo otro. Samurái, ya sabe. Gente así. ¿No seguiría usted su ejemplo, más que nada para desinfectar el paisaje? Anímese, hombre. Apenas duele. Honor y demás parafernalia. Entonces el fulano, tapando el teléfono con la mano, pregunta de qué vas, Tomás, y te recomienda eches un vistazo a los últimos resultados electorales: pese a los procesos que tiene abiertos por corrupción urbanística, trata de blancas y conducir sin carnet, en su pueblo acaban de reelegirlo por mayoría absoluta. Esto es España, listillo, remata. Que eres un listillo. Aquí estamos en familia; todos somos presuntos de algo, así que no pasa nada. Cuervo no come cuervo. En el peor de los casos, un juicio, fotos y titulares de prensa, algo de talego, y después a disfrutar. Que son dos días. Entre nosotros, chaval: ese japonés era un poquito gilipollas.

lunes, 25 de junio de 2007

Marlango

It's Allright



Vete (BSO Malas Temporadas)






Madness

Flor de Loto

Nunca fue tan breve una despedida.
Nunca me creí que fuera definitiva.
Nunca quise tanto a nadie en mi vida.
Nunca a un ser extraño le llamé mi familia.

Nunca tuve fé en mi filosofía.
Nunca tuve yo mi gurú, mi guía.
Nunca desprecié una causa perdida,
nunca negaré que son mis favoritas.

Esta es mi flor de loto,
y yo era su sombra.
Esta es mi flor de loto,
mi mundo no se acabará.
Tanto vagar para no conservar
nunca nada.

Nunca una llama permanece encendida.
Nunca aguanté su calor,
nunca más, nunca más de un día.
Nunca soporte ser un alma invadida,
hasta que ví frente a mí por quien yo moriría.

Esta es mi flor de loto,
y yo era su sombra.
Esta mi flor de loto,
mi mundo no se acabará.
Tanto vagar para no conservar
nunca nada.

Querrás tú rectificar
las líneas de mis manos,
¿quién esparcirá al azar los posos del café?
¿y qué decía la bola de cristal cuando echó a rodar?
¿Que más puedo necesitar?
Tengo algo que perder
¡No puedo perder!


Celtas Cortos

Gran directo de La Senda del Tiempo

¿En misión humanitaria?


Haré dos comentarios, ambos breves, a la noticia que manda en las portadas de los periódicos y los informativos audiovisuales de hoy. Me refiero a la acción de guerra en la que han perdido la vida seis integrantes del contingente del Ejército español que el Gobierno de Madrid envió a Líbano.

En primer lugar, me cumple manifestar de nuevo mi desacuerdo con la participación de las Fuerzas Armadas españolas en la fijación de determinadas relaciones de fuerza en algunos escenarios convulsos del Tercer Mundo.

Si los ejércitos occidentales intervinieran siempre, por principio, bajo mandato de las Naciones Unidas, para separar a los contendientes de cualquier conflicto bélico, mi posición sería otra. Si, por ejemplo, vinieran actuando sistemáticamente para frenar las reiteradas operaciones de expansión del Estado de Israel, en defensa de la integridad territorial de las naciones agredidas y del derecho a vivir en paz de sus poblaciones. Pero no. Sólo actúan allí donde a las potencias occidentales les interesa consolidar un determinado statu quo.

La apelación a «razones humanitarias» es cualquier cosa menos convincente. Si las razones de verdadero fondo que explican esas labores de supuesta interposición fueran realmente humanitarias, altruistas, se actuaría para cortar de raíz con todas las guerras, empezando por las que desangran sin parar el continente africano, en donde la llamada «comunidad internacional» mete las narices poco y con desgana, salvo cuando se trata de vender armas a los contendientes para que se maten todo lo que quieran y puedan.

Cuando las guerras estallan por la existencia de relaciones de opresión y de injusticia flagrante, una intervención militar que se desentienda de la necesidad de rectificar las realidades de fondo nunca podrá tenerse por verdaderamente humanitaria. En esa misma línea –en la de empezar por llamar a cada cosa por su nombre–, no creo que tenga sentido decir que los seis soldados del Ejército español han sido víctimas de un acto terrorista. En una guerra sí pueden producirse actos terroristas, pero no cabe calificar de tales aquellos que se dirigen contra la fuerza militar enemiga. Los soldados españoles podrían ser muchas cosas, pero no, desde luego, población civil.

El otro aspecto de la noticia en el que resulta inevitable reparar es la nacionalidad de los fallecidos. Tres de ellos eran no «de origen colombiano», como dice el editorial de hoy de El País –todo él un modelo de burocratismo mental y de galbana ideológica–, sino de nacionalidad colombiana. Colombianos, a todos los efectos. Algo que conviene no pasar por alto, porque revela que una parte del humanitarismo que distribuyen las Fuerzas Armadas españolas se alquila en el mercado internacional, como lo hacía antes en exclusiva la Legión Extranjera, lo cual restituye al término «soldado» su primitivo significado, que aludía al suedo cobrado por combatir.

Siempre se habla en tono crítico del origen de la mayoría de los soldados estadounidenses a los que el Gobierno de Washington envía a luchar por esos mundos de Dios: casi todos hispanos y afroamericanos. Pero norteamericanos. Tal vez de segunda, pero norteamericanos.Lo del Ejército español no parece mejor. Aunque, claro, algo tienen que hacer, cuando el número de españoles dispuestos a alistarse no permite alcanzar los mínimos que se empeñan en cubrir.

viernes, 22 de junio de 2007

Vientos del Pueblo

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
imponentemente mansa,
delante de los castigos:
Los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan,
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
Andaluces de relámpago
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
Extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frugalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la nada a la nada:
Yugos os quieren poner
gentes de hierba maña,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
Las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
Tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Miguel Hernández

jueves, 14 de junio de 2007

Generación Postmoderna

Frei Betto
Alai-amlatina

La posmodernidad no niega la modernidad, sino que más bien celebra sus conquistas, como el positivismo inherente a las ciencias, la razón tecnocientífica para pontificar sobre la intuición y la inteligencia, el triunfo del capitalismo en sus versiones neoliberal y, ahora, neofascista, contraponiendo, por vía de la guerra, el fundamentalismo económico -el capital como valor supremo- al fundamentalismo religioso.
Ante el darwinismo socioeconómico, la cultura se sumerge en una crisis profunda. Los valores monetarios del mercado se sobreponen a los valores morales de la ética. Se silencian los grandes relatos, se desacelera la historia como proceso, agonizan las ideologías críticas. El futuro retrocede ante el imperativo de perennización del presente. Todo se congela en esa idea absurda de que la vida es ‘aquí y ahora’. La vejez es vista como enfermedad y la muerte como abominación. La felicidad queda reducida a la suma de placeres, y los bienes finitos son más codiciados que los infinitos.
Se sabe lo que no se quiere, no lo que se quiere. Las utopías se cayeron con el muro de Berlín. Mayo del 68 no logró expandirse más allá de las fronteras del cuerpo liberado del peso de la culpa. Los proyectos revolucionarios quedaron como la foto del Che, colgada en la pared o serigrafiada en una camiseta. “Hay tiempos en que ni los santos están a la altura / de la medida de la maldad. / Hay tiempos en que son los jóvenes los que enferman. / Hay tiempos en que está ausente el encanto. / Y hay moho en las sonrisas. / Y sólo el azar extiende los brazos / a quien busca abrigo y protección”, canta Renato Russo.
Hegel nos enseñó a pensar la realidad y su discípulo Marx a transformarla. Se olvidaron de la enseñanza bíblica de que es necesario cambiar el corazón de piedra en corazón de carne. Lo nuevo, en la ciencia y en la técnica, no hace nuevo el corazón humano, asolado ahora por el sentimiento de impotencia, de fatalismo, de cinismo. Es la cultura del gran vacío respirada por los jóvenes de hoy. Caminan de Prometeo a Narciso y, en medio del camino, dejan al margen el heroísmo de Sísifo. No les importa que la piedra ruede monte abajo, les importa disfrutar de la vida.
Rendidos ante las exigencias de construir algo nuevo, olvidados Hegel y Marx, los cambios históricos soñados por mi generación del 68 ahora se reducen al cuerpo, a la moda, a los gestos y caprichos individuales. En los escaparates la literatura libertaria es sustituida por esoterismo, astrología y autoayuda. Puesto que la sociedad es inmutable, hay que disfrutarla. Y ya que no se puede cambiar el mundo, al menos hay que encontrar terapias literarias que sirvan de antídoto contra un profundo sentimiento de frustración y derrota.
En su ansia por eternizar el presente se buscan artificios que prolonguen la vida: ejercicios, dietas, vitaminas, cirugías estéticas… Urge mantenerse eternamente joven. Vejez, arrugas, obesidad, canas, músculos flácidos, pérdida del vigor juvenil y de belleza física: he ahí los fantasmas que asustan al alma lúdica, lujuriosa, de quien no sabe qué rumbo imprimir a la existencia. Como pregona el Manifiesto Hedonista (E. Guisan 1990), “el goce es el alfa y la omega, el principio y el fin”.
Se privatiza el existir, se encierra en un individualismo que se jacta de su indiferencia ante los dramas ajenos, y predomina la insensibilidad ante las cuestiones colectivas. La ética cede el lugar a la estética. La política es mirada con disgusto, y la vida como un videoclip anabolizado por el dinero, la fama y la belleza. Surge la primera generación sin culpa, despolitizada de compromisos, repleta de jóvenes aburridos, escépticos, insatisfechos, fragmentados. Generación con una reducida capacidad de asombrarse, de entusiasmarse, de comprometerse. Una generación desencantada. “Vivo en el número siete, / calle Melancolía, / quiero mudarme hace años / al barrio de la alegría. / Pero siempre que lo intento / ha salido ya el tranvía / y en la escalera me siento / a silbar mi melodía” (J. Sabina).
Ahora cada cual tiene su verdad y nadie se incomoda con la verdad del otro. Ni se deja cuestionar por ella. El diálogo cara a cara es descartado a favor del diálogo virtual por Internet, en que cada participante puede fingir lo que no es y disfrazar su baja autoestima. En las relaciones personales se invierte el itinerario de mi generación, que iba del amor al sexo; ahora se va del sexo al sexo, con la esperanza de que quizás surja el milagro del amor.
En este nebuloso mundo posmoderno la visión queda oscurecida. Se pierde la dimensión del bosque, se ve apenas uno que otro árbol. Por eso se indigna uno con la violencia urbana y se clama por la reducción de la mayoría de edad penal y por la pena de muerte. ¿Quién se indigna contra la violencia estructural de una nación que condena a millones de jóvenes a la desescolarización precoz y al desempleo?
Sirva de (mal) ejemplo la Justicia de Bush, que condenó a cien años de cárcel al soldado que, en Iraq, estupró y mató a una joven de 14 años. Pero mientras tanto una lluvia de bombas ‘made in USA’ segaba la vida de 700 mil iraquíes, sin distinguir inocentes, niños o ancianos. ¿Quién responderá por tanta atrocidad?
(Traducción de J.L.Burguet)- Frei Betto es escritor, autor de “Trece cuentos diabólicos y uno angelical”, entre otros libros.Más información: http://alainet.org ALAI - 30 AÑOS

Medios de Odio

Ignacio Ramonet

Llego a Caracas para intervenir en unas jornadas sobre El derecho ciudadano a estar informado que organiza Telesur. Participan personalidades de la talla de Tariq Ali, Danny Glover, Richard Gott, Fernando Solanas o Miguel Bonasso. Está el ambiente caldeado por el asunto de la no renovación de Radio Caracas Televisión (RCTV), cuya concesión expiró el pasado 27 de mayo. Asisto a un mitin del presidente Hugo Chávez, recientemente reelegido por 63%, quien explica que esa decisión está ajustada a derecho, y no significa ninguna arbitrariedad, ni ilegalidad.Añade que en Venezuela, donde el 80% de las estaciones de televisión son utilizadas por el sector privado, la absorción de los medios de comunicación por las grandes empresas ha ido convirtiendo el derecho a informar en un privilegio empresarial más que en un legítimo derecho ciudadano.

Converso con Francisco Farruco Sesto, gallego nacido en Vigo, llegado a Caracas a la edad de 12 años, y hoy nada menos que ministro de Cultura. Con sencillez y sosiego, Farruco me explica que toda esa alharaca internacional es un pretexto para atacar al presidente Chávez. "¿Por qué razón, me dice, Venezuela está hoy en el ojo del huracán, cuando gobiernos anteriores aplicaron la censura a diestro y siniestro, y acá jamás vino Reporteros Sin Fronteras, la SIP[Sociedad Interamericana de Prensa], ni la Corte Interamericana de Derechos Humanos? ¿Por qué nadie protestó cuando esa misma RCTV fue cerrada durante varios días, en 1976, por 'difusión de noticas falsas', o cuando, en 1980, fue lacrada durante 36 horas por 'sensacionalismo', o cuando fue de nuevo ocluida, en 1981, por 'difusión de programas pornográficos' o cuando fue condenada en 1984 por haber ridiculizado al presidente de la República?" Todo eso ocurrió antes de la primera elección de Hugo Chávez en 1998. Y ninguna organización internacional condenó esos abusos entonces. "De igual modo que no reprobaron el cierre del Diario de Caracas, o el despido masivo de los periodistas del Globo, o del Nuevo País. Si hoy se hace, es sólo para acosar al presidente y denostar el programa de la Revolución bolivariana".
El amigo Farruco tiene razón. Abundan los ejemplos, en diversos países, de concesiones no renovadas a canales de televisión y que no han suscitado protestas. Sin ir más lejos, en Francia, en 2004 se revocó la concesión de Al Manar TV, por considerar que este canal del Hezbollah libanés "pregonaba el odio". En Inglaterra, Margaret Thatcher canceló la concesión de una de las grandes cadenas de televisión por haber difundido noticias no gratas, aunque verídicas. En el mismo Reino Unido, la autoridad dispuso, en marzo de 1999, el cierre temporal de Med-TV-Canal 22; en agosto de 2006 revocó la licencia a One TV; en noviembre de 2006, la de StarDate TV 24, y en diciembre 2006, la del canal de televentas AuctionWorld.Organismos independientes como el Observatorio Global de los Medios han denunciado, pruebas en mano, que RCTV participó en la conjura mediática que propició el golpe de estado del 11 de abril de 2002. Este canal, mediante manipulaciones e intoxicaciones, estuvo difundiendo falsedades y calumnias destinadas a fomentar la execración y la tirria hacia el presidente Chávez y sus partidarios. Semejante comportamiento ha sido condenado en otras latitudes. Por ejemplo, el Tribunal Internacional sobre el Genocidio de Ruanda condenó en 1994 a los promotores de Radio Mil Colinas por complicidad en el exterminio de los tutsis. En la ex Yugoslavia, el informe del representante de la ONU, Tadeusz Mazowiecki, condenó el papel de los "medios del odio" en las operaciones de limpieza étnica llevadas a cabo en Croacia y Bosnia-Herzegovina.

En Venezuela, RCTV ha sido un típico "medio del odio", despertando en la opinión pública instintos primarios, excitando y promoviendo una violencia que hubiera podido desembocar en guerra civil. ¿A qué se debe entonces todo este barullo en su favor? A la solidaridad del poder mediático internacional, que ve en la decisión del presidente Chávez una amenaza contra su actual dominación ideológica. Pero la guerra no acaba aquí.

lunes, 4 de junio de 2007

El escudo en Europa es como una declaración de guerra

Noam Chomsky
La instalación de un sistema de defensa de misiles en Europa oriental es prácticamente una declaración de guerra.

Tratad de imaginar cómo reaccionaría Norteamérica si Rusia, China, Irán o cualquier potencia extranjera osara sólo pensar en colocar un sistema de defensa de misiles en las fronteras de los EEUU o en sus aledaños, y no digamos si empezara a llevar a cabo ese plan. En tales circunstancias, de todo punto inimaginables, no sólo habría que esperar con certeza una violenta reacción norteamericana, sino que esa reacción resultaría también comprensible, por razones simples y claras.

Es de todos conocido que la defensa con misiles es un arma de primer golpe. Reconocidos analistas militares norteamericanos la describen así: "No sólo es un escudo, sino una capacitación para la acción". Ella "facilitará una aplicación más eficiente de la potencia militar de EEUU en el extranjero".

“Aislando al país de las represalias, la defensa con misiles garantizará la capacidad y la disposición de los EEUU para ‘modelar’ el contexto en otras partes del mundo”. “La defensa con misiles no sirve para proteger a Norteamérica. Es un instrumento de dominación global”.

“La defensa con misiles sirve para conservar la capacidad norteamericana de ejercer el poder en el extranjero. No tiene que ver con la defensa; es un arma ofensiva, por eso tenemos necesidad de ella”.

Todas estas citas proceden de reconocidas fuentes liberales pertenecientes a la tendencia dominante, que querrían desarrollar el sistema y ponerlo en los límites extremos de la dominación global de los EEUU.

La lógica es simple y fácil de comprender: un sistema de defensa con misiles, a pleno funcionamiento, informa a los potenciales objetivos de que “os atacaremos si nos place, y no estaréis en condiciones de responder, por lo tanto, no podréis impedírnoslo”.

Están vendiendo el sistema a los europeos como una defensa contra los misiles iraníes. Aun si Irán tuviera armas nucleares y misiles de largo alcance, la probabilidad de que los usara para atacar a Europa es inferior a la probabilidad de que Europa reciba el impacto de un asteroide. Si, pues, se tratase verdaderamente de defensa, la República Checa debería instalar un sistema para defenderse de los asteroides.

Si Irán diera aunque fuera el más mínimo signo de querer hacer algo semejante, el país se evaporaría. El sistema apunta, en efecto, contra Irán, pero como arma de primer golpe. Forma parte de las crecientes amenazas contra Irán, amenazas que constituyen ya por sí mismas una grave violación de la Carta de las Naciones Unidas, aunque esto no salga nunca a la luz. Cuando Mijáil Gorbachov permitió a Alemania que formara parte de una alianza militar hostil, aceptó una grave amenaza a la seguridad de Rusia, por razones demasiado notorias como para volver sobre ellas. A trueque, el gobierno de EEUU se comprometió a no ampliar la OTAN hacia el Este. Ese compromiso ha sido violado una años más tarde, lo que ha suscitado pocos comentarios en Occidente, pero ha incrementado el riesgo de un enfrentamiento militar.

La llamada defensa con misiles aumenta el riesgo de que estalle una guerra. La “defensa” consiste en incrementar las amenazas de agresión en Oriente Medio, con consecuencias incalculables, y el peligro de una guerra nuclear definitiva.
Hace más de medio siglo, Bertrand Russell y Albert Einstein lanzaron un llamamiento a los pueblos del mundo, a fin de que se enfrentaran al hecho de que nos hallamos ante una elección “clara, terrible e inevitable. ¿Tenemos que poner fin a la especie humana, o está la humanidad dispuesta a renunciar a la guerra?”.

Aceptar el llamado “sistema de defensa con misiles” decanta la elección del lado del fin de la especie humana en un futuro no demasiado lejano.

* Noam Chomsky, el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es Profesor de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.
Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss

domingo, 3 de junio de 2007

El poder afgano que estamos protegiendo

Javier Ortiz
www.javierortiz.net

Que nuestra ciudadanía rechazara indignada la participación del Ejército español en la última Guerra de Irak y vea ahora con buenos ojos su presencia en Afganistán sólo se explica por lo poco y mal informada que está.
La intervención armada internacional en Afganistán sirvió para acabar con el régimen cruel de los talibán, sí, pero también para sustituirlo por un poder político controlado en lo esencial por los señores de la guerra, gente sin escrúpulos enriquecida, en lo esencial, gracias al tráfico de droga, y tan fundamentalista y machista como los propios talibán. No son apreciaciones mías: las tomo de informes suscritos por organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, que respaldan lo que le oí decir a una feminista afgana: «Se diferencian de los talibán en que no llevan la barba tan larga».
Las tropas internacionales defienden allí un poder político impresentable. Tanto en el Gobierno como en el Parlamento, sientan sus reales individuos que están acusados de numerosos crímenes de guerra. La llamada comunidad internacional, capitaneada por EEUU, no sólo no ha hecho nada por llevarlos ante los tribunales, sino que les ha prestado su apoyo y los ha aupado al poder, por la simple y pura razón de que sirven sus intereses.

Un caso reciente ilustra esta realidad. Está protagonizado por Malalai Joya, la más joven integrante del Parlamento afgano. Pese a su juventud (tiene 29 años), cuenta con un largo historial de luchadora por los derechos de las mujeres y los niños. Ya a los 19 años impartía cursos de alfabetización para mujeres. De ahí pasó a dirigir un orfanato y un centro de salud. En 2003 despertó el interés de no pocos foros internacionales por sus denuncias concretas sobre la implicación de los señores de la guerra en la redacción de la nueva Constitución afgana. Cuando se celebraron elecciones dos años después, salió designada parlamentaria por la provincia de Fará. En la Cámara Baja ha sido desde entonces la protagonista de constantes denuncias de la composición del propio Parlamento y de las actividades de muchos de sus miembros.
Tras una de sus críticas, en la que sostuvo que ese Parlamento es peor que un establo, porque en los establos hay animales útiles, la Cámara tomó el pasado 21 de mayo la resolución de privarle de su condición de parlamentaria, limitar sus movimientos y llevarla a juicio, demostrando cómo se entienden allí el derecho de crítica parlamentaria y la libertad de expresión.

Joya, que ha sobrevivido ya a cuatro intentos de asesinato, ha dejado claro que no va a cerrar la boca. Human Right Watch ha exigido que cese la persecución contra ella. Luisa Morgantini, vicepresidenta del Parlamento Europeo, se ha sumado a la demanda.

Conviene que se sepa la clase de poder afgano que está protegiendo nuestro Gobierno, tan humanitario él.