martes, 28 de diciembre de 2010

Sobre el discurso del Rey.


"Sigo y seguiré trabajando para España". Con esa frase el jefe del estado confirma lo que para muchos era un secreto a voces; la sucesión en favor de Felipe de Borbón está más próxima que nunca. Y es que el que acaba ha sido, por muchos motivos, un año difícil para el Rey, que ha motivado el surgimiento de numerosos rumores en torno a su salud y su sucesión, potenciados enórmemente por la operación que se le realizó el pasado verano de un nódulo pulmonar y por el creciente acaparamiento de poder mediático de su hijo, el Príncipe de Asturias. Por todo ello, el hecho de que el Rey mencionara la frase antes citada, no puede pasarnos inadvertido; al intentar afirmar un hecho que de por sí se toma por sobreentendido (que un Rey reina y reinará), se pone de manifiesto que se esperan cambios más pronto que tarde en torno al asunto. Del mismo modo que no es necesario dar excusas o explicaciones por hechos no cometidos o falsos, lo contrario supone la implicación de uno de facto en el asunto, en este caso, la apertura de una puerta hacia la próxima sucesión en la Corona.

Por lo tanto, y a modo de cierre de la temporada política en España, nos encontramos a las puertas de un 2011 que a buen seguro nos dejará, de entrada, dos cambios de gran relevancia en el sistema político; en primer lugar, el PSOE ya está trabajando en torno al anuncio que realizará el Presidente Zapatero en los primeros 6 meses del año acerca de su sucesión y la candidatura para las elecciones de 2012 (que con toda probabilidad recaerá en Alfredo Pérez Rubalcaba o Carmen Chacón, eso sí, con un aparente proceso previo de elección democrática dentro del partido). Este anuncio es, para los frikis de la política, especialmente morboso y motivador, en tanto que, séase del partido que se sea, para el PSOE supone un enorme reto dar la vuelta a las encuestas que a día de hoy, dan una ventaja al PP de 13 puntos porcentuales. Ríos de tinta corren ya por las páginas de los periódicos en torno al asunto. Pero además, en segundo lugar, el discurso del Rey de la pasada Noche Buena, supone la confirmación del deseo del Jefe del Estado de abdicar en favor de su hijo Felipe, lo que se materializa, especialmente en un discurso tan detalladamente preparado como es ese, en frases que, aunque sutiles, son claras para los observadores atentos. 2011 nos dará la razón...

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