Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
martes, 27 de septiembre de 2011
Broker en la BBC: “sólo me importa cuánto dinero hacer. Personalmente sueño cada noche con otra recesión.”
lunes, 19 de septiembre de 2011
sábado, 17 de septiembre de 2011
jueves, 8 de septiembre de 2011
Pildora metafórica (III): el origen del cuento de Blancanieves.
Los cuentos tradicionales están repletos de metáforas. Algunos contienen enseñanzas valiosísimas acerca de la historia de algunos Estados y naciones. Es el caso del cuento de Blancanieves, cuyo origen es altamente desconocido. Creo que merece la pena citarlo aquí porque considero que es un buen ejemplo de cómo unas metáforas en apariencia inocentes, son en realidad valiosos albergues de significado que dotan a los relatos de una importantísima carga significativa. No debemos olvidar que ello tiene una gran relevancia a la hora de elaborar los símbolos, relatos y mitos fundacionales de Estados y naciones enteros a lo largo y ancho del mundo.
El cuento de Blancanieves está poblado de metáforas; es una metáfora en sí, pues relata la historia de defensa de las tierras germanas contra el Imperio Romano. Data de la época en que el Imperio Romano trataba de expandirse por tierras germanas, en torno a la primera década de nuestra Era.
El primer símbolo que aparece en el cuento es el del espejo en el que se mira la madrastra. Espejo, traducido al alemán es Spiegel, palabra que, sin embargo, sirve para designar al mismo tiempo a otra: código. El imperio romano era portador de un código, una religión, que era diferente a la propia de las tierras germanas y que imponían en las tierras que conquistaban. Por ello, además de la violación política, militar y económica que implica toda expansión imperialista para la tierra conquistada, Roma era vista como un agente extraño y dañino – la madrastra - que trataba de entrometerse en los gloriosos destinos de la madre tierra – Blancanieves, símbolo de la limpieza y pureza de la inviolable madre patria – y matarla viciando sus tradiciones y símbolos, esto es, su religión – a través de una manzana envenenada -, que destruiría a Blancanieves desde dentro – aniquilaría su esencia -.
Ante el acoso del Imperio Romano, sólo siete provincias resistirían – simbolizadas por los siete enanitos -, a quienes la madre patria – Blancanieves – acudiría para salvarse de la persecución romana. Las siete provincias ocupaban un terreno similar al del llamado Bosque Hercínico – por ello el nombre de enanitos del bosque -, que el Imperio Romano, dado lo abrupto del terreno, tardaría mucho en explorar e intentar conquistar. Así, los siete enanitos se quedarían encargados de salvaguardar la vida de Blancanieves – la esencia de la patria germana - del peligro de la madrastra, a la espera de la llegada del Príncipe Azul – que resultaba ser Marbod, Rey de los marcómanos, que resistió y combatió a los romanos, fundando y expandiendo un Imperio al norte de Roma, por las tierras de Bohemia, el bosque Hercinio y los Alpes -.
Así, este cuento sirvió de puente cultural durante siglos para conservar los importantes conocimientos acerca del origen de los pueblos germanos sin que ello despertara las sospechas de los diversos imperios o civilizaciones que los invadieron. Este tipo de cuentos que habitan la Historia de los pueblos desempeñarían la importante tarea, asimismo, de proveer de mitos y símbolos a los relatos y discursos fundacionales de las diversas civilizaciones que se asentarían en las tierras germanas en los siglos posteriores.