“Hay que morir con orgullo cuando ya no se puede vivir con orgullo. La muerte, elegida libremente, realizada a tiempo, con lucidez y alegría, rodeada de hijos y de testigos, de forma que todavía sea posible un auténtico adiós, a que asista verdaderamente quien se despide y haga una tasación real de lo deseado y de lo conseguido a lo largo de toda su vida; la muerte, así, se opone totalmente a la horrible y lamentable comedia que el cristianismo ha hecho de la misma. No le debemos perdonar nunca al cristianismo que haya abusado de la debilidad del moribundo para violar su conciencia, al igual que ha hecho con la forma de morir para emitir juicios de valor sobre el hombre y sobre su pasado.”
Friedrich Nietzsche
El ocaso de los ídolos.
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