Luto de musa, epopeya final de una relación difunta entre los hados y mis dedos. Ya tu ser no será destinatario de mi amor, olvidaré lo dicho y superaré lo que no dije con la lápida del tiempo aplastando nuestras almas.
Luto de musa. Duele como si se perdiera un trozo del cuerpo, escuece como cuando se rasga uno la piel liberando gotas de rabia, estalla como el dolor de saberte perdida cuando hace nada estabas a mi lado.
Luto de musa, dime, ¿quién se llevará ahora en volandas mis pensamientos? ¿Hacia quién dirigiré mi mirada para, borracha de deseo, dedicarle mis mejores versos?
Luto de musa. Vendrá otra, dirás, veré otras cosas, seremos personas diferentes portando nuestros cuerpos. Con nuestros huesos pesados, un poco más viejos, ya cansados de vivir sin razón por tu culpa miserable.
Luto de musa, si, pero nadie, ni siquiera yo, sabrá lo mucho que se ha quedado en el tintero, lo que quedaría todavía por decir, que es lo importante. Nadie podrá jamás tratar de quedarse lo que un día fue tuyo, lo que sólo tú habrías logrado escribir a través de mis dedos.
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