Vaya por Dios, un nuevo lunes que me acuesto con dolor de cabeza y de muy mal humor. No se por qué pero el lunes es el día de la semana en que sufro una especie de vuelta a la realidad, que me estalla en las narices y rompe la burbuja de ideales en que me sumerjo durante el fin de semana. ¿Será capricho de mi intelecto y de mi espíritu, o en derredor mío se cuecen habas mal sembradas? Sea lo que sea, por aquí huele a azufre... y no soy el único que lo piensa (ni Chávez).
Allá donde mires, verás mediocridad. Allá donde vayas, todo el mundo te mirará sin verte y te oirá sin escucharte. La gente está cansada de etiquetas (rojo, facha, de izaquierdas, de derechas, verde, amarillo, azul), pero también está cansada de aprender de los demás; está cansada de vivir y se limita a esperar la muerte sentada en el sofá.
Allá donde mires, verás mediocridad. Allá donde vayas, todo el mundo te mirará sin verte y te oirá sin escucharte. La gente está cansada de etiquetas (rojo, facha, de izaquierdas, de derechas, verde, amarillo, azul), pero también está cansada de aprender de los demás; está cansada de vivir y se limita a esperar la muerte sentada en el sofá.
Al mismo tiempo nadie se mirará ni se verá a sí mismo; el espíritu autocrítico y reivindicativo hace tiempo que se esfumó y en la calle sólo se escucha un cansino estrépito de llantos.
En Madrid la vida en estos tiempos de final de año se hace cada día irritante. Habrá un año de estos que nos pongan luces de navidad colgadas del bigote y nos dejaremos porque claro, quedan muy bonitas. Mientras se ilumina la ciudad se oscurece el subsuelo, ¿o sólo yo me doy cuenta de que casualmente desde hace unos días hay muchos ascensores y escaleras mecánicas averiadas en el metro de Madrid? ¿Tendrá que ver con el aumento del despilfarro energético causado por las luces navideñas?
En España, el precio de alimentos tan básicos como el pan o la leche ha aumentado hasta un 500% en los últimos meses. Como ejemplo, el brick de leche que en septiembre me costaba 22 céntimos, ahora me cuesta 1 € y 22 céntimos. La gente habla, murmura, se queja por lo bajo y maldice su suerte, pero nadie contempla la posibilidad de movilizarse (claro, eso es de rojos y antisistema, o de fachas y de AVT). Resignados a no se sabe qué suerte, su desgana y apatía acarreará un alto precio que todos pagaremos. Pero mientras, veámos Gran Hermano, a ver a quién echan hoy. Hipócritas.
A nivel internacional, el panorama sigue tan desolador como casi siempre, o quizás más. El no hace tanto insultado y perseguido por la derecha de todo el mundo, Gadaffi, presidente de Libia, se pasea por la alfombra roja en Europa con su séquito de 5 aviones repartiendo contratos y sonrisas y recibiendo alabanzas abiertas de Sarkozy, el cual hace unos días recibió cálidas felicitaciones de Zapatero, a quien precisamente visitará Gadafi la semana próxima... ¿No huele a podrido todo este club de amiguetes? Mientras, Venezuela parece desaparecer del mapa mediático y los esfuerzos propagandistas (que no informativos) del pensamiento único se preparan para la batalla de Bolivia, que acaba de empezar su carrera en el proceso constituyente.
En Madrid la vida en estos tiempos de final de año se hace cada día irritante. Habrá un año de estos que nos pongan luces de navidad colgadas del bigote y nos dejaremos porque claro, quedan muy bonitas. Mientras se ilumina la ciudad se oscurece el subsuelo, ¿o sólo yo me doy cuenta de que casualmente desde hace unos días hay muchos ascensores y escaleras mecánicas averiadas en el metro de Madrid? ¿Tendrá que ver con el aumento del despilfarro energético causado por las luces navideñas?
En España, el precio de alimentos tan básicos como el pan o la leche ha aumentado hasta un 500% en los últimos meses. Como ejemplo, el brick de leche que en septiembre me costaba 22 céntimos, ahora me cuesta 1 € y 22 céntimos. La gente habla, murmura, se queja por lo bajo y maldice su suerte, pero nadie contempla la posibilidad de movilizarse (claro, eso es de rojos y antisistema, o de fachas y de AVT). Resignados a no se sabe qué suerte, su desgana y apatía acarreará un alto precio que todos pagaremos. Pero mientras, veámos Gran Hermano, a ver a quién echan hoy. Hipócritas.
A nivel internacional, el panorama sigue tan desolador como casi siempre, o quizás más. El no hace tanto insultado y perseguido por la derecha de todo el mundo, Gadaffi, presidente de Libia, se pasea por la alfombra roja en Europa con su séquito de 5 aviones repartiendo contratos y sonrisas y recibiendo alabanzas abiertas de Sarkozy, el cual hace unos días recibió cálidas felicitaciones de Zapatero, a quien precisamente visitará Gadafi la semana próxima... ¿No huele a podrido todo este club de amiguetes? Mientras, Venezuela parece desaparecer del mapa mediático y los esfuerzos propagandistas (que no informativos) del pensamiento único se preparan para la batalla de Bolivia, que acaba de empezar su carrera en el proceso constituyente.
Menos mal que los lunes sólo duran 24 horas....
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