lunes, 30 de abril de 2012

Si él puede, ¡tú también! ¡Reconquista a tu pareja en 7 días!

La ave Fusil Magnífica, endémica del este de Australia, nos desvela en un minuto los misterios del cortejo. Numerosas personas de todo el mundo han basado ya sus estrategias de seducción en las originales enseñanzas de este curioso pájaro, que amenaza con contagiar a todas las especies de su brío y entusiasmo sexual.

domingo, 29 de abril de 2012

Travesía.

Hubo un día en que un chaval deseó vivir, abandonar su existencia cotidiana, aburrida y formal, salirse de su vida racional y comenzar una nueva sintiente. Creía firmemente en que había algo más, en que podía existir algo más que una vivencia mecánica, formal y preestablecida. No estaba satisfecho con lo que tenía, y aun a riesgo de no contar con certezas ni precedentes, apostó por la búsqueda, por la rebeldía con su presente y la rotunda fidelidad a sus instintos, pese a quienes le aconsejaban que no lo hiciera.

Lo consiguió, vivió dos años de vida absolutamente emocional, quizás demasiado. De tanto desear vivir, deseó demasiado y vivió demasiado. En la alegría y en la tristeza. Un día despertó y no tuvo más remedio que dar la razón al maestro romántico que ya le había advertido:

Cuanto más desquiciada es la vida de la mente, más abandonada a sí misma se encuentra la máquina de la materia (Goethe).

La materia llama ahora a las puertas de la mente. Le reclama el orden perdido, la cordura y la estabilidad necesaria para construir un futuro sólido desde los cimientos. Es una vuelta a un estadio anterior, quizás una involución se pregunta el caminante, mientras reflexiona y duda si la aventura mereció la pena.

Era una tarde de domingo de las que solía pasar acompañado, de esas que es mejor disfrutar en compañía de una buena película o una persona interesante. O simplemente en compañía de una película decente y una persona corriente. O simplemente en compañía.

La noche se le echó encima cuando todavía no había hallado una respuesta a sus pesquisas. Decidió regresar a casa y dejar para otro día la discusión consigo mismo. Cansado y algo decepcionado por no sacar nada en claro, trataba de convencerse a sí mismo de que tal vez le quedaba un consuelo: había logrado aprender a amar. En fin, había aprendido a vivir. Ahora tenía la mochila cargada, el armario lleno de sabiduría y de experiencia. Puede que, quizás, ya comenzara a vislumbrar lo que buscaba, lo que llevaba tanto tiempo buscando sin saberlo.

Quizás el viaje había merecido la pena.

viernes, 27 de abril de 2012

Sin tí sería silencio.

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Silencio. Todo sería silencio. Absoluto silencio.

Silencio sería mi nombre, detenido en la penumbra de la eterna espera del día a día.

Silenciosa sería mi silueta, que pasearía desnuda por las calles de la ciudad dormida.

Silenciosa sería mi sombra, que sin vida yacería en lo negro del olvido.

Silenciosa quedaría la casa de nuestros sueños, sepultada por el muro de mármol que guardaría nuestros recuerdos perdidos.

Silencio por la mañana. Silencio por la tarde. Silencio en tu alcoba en las frías noches de invierno sin mí a tu lado.

Silencio que acobardaría al bravo bandido ladrón de tus pecados pasados, pisaría ya terreno yermo y se preguntaría cuándo acabaría la tortuosa afonía, cuánto duraría aquel cerrado por derribo.

Silencio encontraría en la travesía del desierto hacia el oasis de tus labios, esta noche tan necesario como el último chute de alivio para mi cuerpo tísico, descompuesto, roto.

Silencio sería. Todo silencio. Absoluto silencio. Eterno silencio.

domingo, 15 de abril de 2012

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

¿Y si no se hubiera caído?

Antonio Gutiérrez-Rubí

El rey Juan Carlos ha perdido el contacto con la realidad. O al menos, eso parece. Solo una profunda desorientación y desconexión con la sociedad a la que debe servir, explicaría –y mal- que le parezca bien ir a cazar elefantes. El viaje es totalmente inadecuado, impropio e injustificado.


Inadecuado, porque Es
paña está en uno de los momentos más críticos de su reputación internacional. El viaje del monarca, para darse un capricho inoportuno, no contribuye a la imagen de moderación, esfuerzo y sacrificio que debemos dar en nuestra pelea reputacional con los mercados y las instituciones comunitarias.


Impropio, porque el monarca no puede, ni debe, ignorar que cazar elefantes por placer es obsceno y hiere, profundamente, millones de sensibilidades. Tiene todos los componentes para resultar despreciable. Además, la puesta en escena de una cacería preparada para el goce, alimenta todas las imágenes perversas de la opulencia y el poder.


Injustificado, porque no hay ninguna razón para hacer este viaje, a su edad, con sus condiciones físicas, para practicar la caza, y de elefantes. Ninguna explicación hace comprensible tal cúmulo de errores imprudentes e innecesarios.


Pero la pregunta clave es: ¿Y si no se hubiera caído? Pues no lo sabríamos ya que la Casa Real no informa de las actividades privadas del rey. Es muy discutible que, en pleno siglo XXI, podamos considerar como privado un viaje de estas características, pero lo realmente alarmante es descubrir que nadie se lo impidió.


¿Cómo es posible que nadie viera el peligro físico, estético y ético de esta aventurilla? La Casa Real no está para satisfacer los caprichos de su inquilino, sino para servir al Jefe del Estado. Y actuar, siempre, en consecuencia con esta alta responsabilidad. Y ¿quién más lo sabía? ¿El Príncipe? ¿Nadie le desaconsejó tal despropósito? ¿En qué mundo viven?

La acumulación de errores de la monarquía en los últimos años es propia de una institución que ya no entiende su misión en la sociedad. Es difícil servir a una comunidad con la que ya no te identificas, no comprendes y no atiendes. La insensibilidad es el primer paso para la ruptura. No es que la sociedad española se aleje de la monarquía, es al revés. Además, cuando se pierde el pudor, como es el caso de esta cacería impúdica, ya no es posible la dignidad. Y el rubor no la restaura.

Luto de musa

Luto de musa, epopeya final de una relación difunta entre los hados y mis dedos. Ya tu ser no será destinatario de mi amor, olvidaré lo dicho y superaré lo que no dije con la lápida del tiempo aplastando nuestras almas.

Luto de musa. Duele como si se perdiera un trozo del cuerpo, escuece como cuando se rasga uno la piel liberando gotas de rabia, estalla como el dolor de saberte perdida cuando hace nada estabas a mi lado.

Luto de musa, dime, ¿quién se llevará ahora en volandas mis pensamientos? ¿Hacia quién dirigiré mi mirada para, borracha de deseo, dedicarle mis mejores versos?

Luto de musa. Vendrá otra, dirás, veré otras cosas, seremos personas diferentes portando nuestros cuerpos. Con nuestros huesos pesados, un poco más viejos, ya cansados de vivir sin razón por tu culpa miserable.

Luto de musa, si, pero nadie, ni siquiera yo, sabrá lo mucho que se ha quedado en el tintero, lo que quedaría todavía por decir, que es lo importante. Nadie podrá jamás tratar de quedarse lo que un día fue tuyo, lo que sólo tú habrías logrado escribir a través de mis dedos.

Ojalá me quieras libre

Qué bien te sienta la tarde
con lo que ha llegado hoy a nuestro jardín de mármol,
de líquenes buscando limoneros con aullidos milenarios,
han venido picarazas
a peinar con su canción el cabello sonrojado
y mustio del crepúsculo caído donde mora el desencanto,
todas las horas jadean
si el ocaso no se está en tus ojos desangrando
y los párpados bostezan y enmudecen como mirlos desolados,

sola queda la cañada
y embriagados los infiernos de mi olor,
y será fiero el futuro que castigue,
que descubra en ceniceros lo que no te dije,

voy a desligar las tibias de este diábolo sombrío
que hay veces que no se acuerda
de que sigo siendo un niño,
y sé que no habrá sedales cuando te hiera mi ausencia,
ojalá me quieras libre, ojalá me quieras,

acuérdate del tragasables que tus lunas derritió
con su forja miserable,
apiádate de los zarzales que tan huérfanos dejó
junto a humeantes panales,

voy a desligar las tibias de este diábolo sombrío
que hay veces que no se acuerda
de que sigo siendo un niño,
y sé que no habrá sedales cuando te hiera mi ausencia,
ojalá me quieras libre, ojalá me quieras,
yo te querré deshecho, te querré en la roca viva,
te querré en todos los versos
que no quieran tus pupilas,
yo te querré en la acequia, te querré en la cumbre fría,
te querré cuando el fantasma de tu voz venga a por mí.

Marea

viernes, 13 de abril de 2012

Fin.

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Fue una mañana negra, negra. Esa mañana negra como el hollín de mi chimenea, como el cáncer que gritan tus ojos tristes, como mis sábanas sin tú olor. Fue esa mañana fúnebre en que quise morirme cuando me dijiste adiós. ¿O quizás fui yo quien dijo basta? Es igual, mi conciencia está tranquila, vacía, no me queda nada, lo aposté todo a un caballo, un caballo desbocado, ciego de locura, locura de amor.

Antes solía soñar despierto, me estremecía sí te pensaba y te suplicaba que me dejaras comerte a besos cada noche. El camino de regreso vive ahora iluminado con mi esperanza en volver a verte a mi lado algún día. Un día cierto en que pueda volver a mirar en el interior de esos ojos negros y ver de nuevo un abril iluminado para los dos.

Descanse, pues, en paz.

Nada especial…

Simiocracia.

lunes, 9 de abril de 2012

La Huida.

Le asalta la duda de estar viva y recuerda alguna huida
cuando aún no sabía mentir.
"Amor, ¿por qué lloras? ¿Qué es lo que te pasa?" "Será que soy feliz".

Recuerdo + regusto a hiel + ilusión de felicidad = ¿Prozac?

Un roce de manos, un contacto fugaz, acaso un desliz…

para recordarme tu esencia, tu mirada,

tu ternura, tu piel,a tí…

Con el resplandor de tu regreso en mis ojos aún grabado permanezco inmóvil, impertérrito, expectante al borde del camino. Y medito.

Ahora caigo, creo que en algún momento lo pensé: fui feliz. Tan vacío me quedé desde tu marcha que nada es ahora como entonces, ni queda en mí nada más bello que tu recuerdo.

Tu recuerdo de cómo me mirabas con esos lindos ojos de olivo y penetrabas hasta el blanco de mis huesos, de cómo me querías con esa pasión no contestada, de cómo preguntabas con ese ansia dolorida: ¿qué somos? ¿A dónde vamos?

Pero ya lo dijo el sabio: no existe calma para el que no se siente satisfecho consigo mismo. Para ese pobre miserable todos los sabores placenteros de la vida son como un vino delicioso en una boca con regusto a hiel.

Un roce de manos, un contacto fugaz, acaso un desliz…

para recordarme tu esencia, tu mirada,

tu ternura, tu piel,a tí…

sábado, 7 de abril de 2012

Malas temporadas

El comienzo, anárquico y precioso, liberador de energía infinita entre dos sujetos, apenas deja imaginar a qué puerto llegarán y en qué estado las ilusiones por ambos vertidas. Sin embargo, y sobretodo si al final sale mal, a posteriori todo se ve claro, parece mentira que no se percataran antes de lo que iba a ocurrir.

Con el tiempo, parece lógico el discurrir de acontecimientos que llevaron al desastre, y sin embargo mientras duró la ceguera, la creencia, la esperanza o la paciencia, el obstinado sujeto amante no cejó en su empeño de creer que se podía, y peor aún, no cejó en su empeño de creer que el otro sujeto también amaba, o en todo caso creía que en algún momento amó.

Y lo doloroso no es que esto suceda, sino el momento en que ello ocurre. No podemos evitar sentir la bofetada sobre nuestra cara, como una ola de un mar embravecido que nos gira la cabeza violentamente, un preciso instante en que todo se nos hace claro. Y vemos, vemos mucho, lo vemos todo. Y comprendemos que estamos más solos de lo que nos habíamos acostumbrado a creer…

viernes, 6 de abril de 2012

El rayo que no cesa.

Umbrío por la pena, casi bruno,

porque la pena tizna cuando estalla,

donde yo no me hallo no se halla

hombre más apenado que ninguno.

Sobre la pena duermo solo y uno,

pena es mi paz y pena mi batalla,

perro que ni me deja ni se calla,

siempre a su dueño fiel, pero importuno.

Cardos y penas llevo por corona,

cardos y penas siembran sus leopardos

y no me dejan bueno hueso alguno.

No podrá con la pena mi persona

rodeada de penas y cardos:

¡cuánto penar para morirse uno!

Miguel Hernández