jueves, 26 de noviembre de 2009

Flaco favor


El otro día, mientras viajaba en autobús en uno de los innumerables viajes que realizo diariamente entre mi facultad y mi hogar, contemplé a través de la ventanilla, mientras me encontraba parado en un semáforo, un anuncio de la campaña de este año de la Comunidad de Madrid contra la violencia machista. En el anuncio (del cual no he conseguido encontrar una foto ni recuerdo exactamente el lema que mostraba) se afirmaba, con un mensaje dirigido a los hombres, algo así como:

¡No le pegues!
¡No continúes con esta injusticia!

(y aquí viene el meollo de la cuestión)

¡¡CUÍDALA!!


Me parece que con un mensaje así, en el que lo que se cuestiona es tan sólo el hecho de "pegar", es decir, "castigar o maltratar a alguien con golpes", flaco favor se le está haciendo a la sociedad y a las mujeres en concreto. Desde el principio el planteamiento del anuncio es vomitivo, pues el mensaje se entiende que va dirigido a los hombres, a los que al igual que hacen los padres cuando hablan de una pelea entre hermanos, le dicen al mayor, en este caso el hombre: "pobrecito, no le pegues, si es que es pequeño". En definitiva, lo que me parece que clama al cielo en este anuncio es que en su mensaje aparece implícitamente aceptada la situación de subordinación de la mujer con respecto al hombre, al deber ser ésta objeto de "cuidado", como si de un bebe o animal desvalido se tratara.

No me explico cómo el Ministerio de Igualdad ha aprobado la publicación de este anuncio, ni cómo no lo ha retirado todavía. Tampoco entiendo por qué no hay quejas de las asociaciones contra la violencia de género para comentar algo al respecto. Por mi parte, mi desprecio hacia quienes piensan que así, con este tipo de mensajes condescendientes, pueden conseguirse verdaderos avances sociales o, al menos, (re)educarse la cabeza de quienes están tan enfermos como para creerse superiores a cualquier otra persona por razón de género, sexualidad, raza, filiación política...


Pd.: si alguien conoce el cartel al que me refiero y lo encuentra por la red, le agradecería que me comunicara en un comentario la localización del mismo para poder subirlo.

martes, 17 de noviembre de 2009

Tragicomedia

Ramón Reig
Rebelión
Pues para que, por las mañanas, en Radio Nacional de España (RNE) y en la SER vayan periodistas tertulianos, unos a favor del gobierno y otros en contra, mejor que inviten directamente a políticos del PSOE y del PP, pero políticos formados e inteligentes, si es que existen. RNE y la SER hacen algo parecido: invitan a dos periodistas de medios de comunicación cercanos al PSOE y a sus gobiernos, gente que no tiene ni oficio ni beneficio fuera del partido y sus tentáculos, a menos que sean de familia rica. Como “contrapeso” llaman a un periodista de un medio afín al PP (La Razón o ABC) pero no a cualquiera, sino al más liberal de la redacción, incluso algunos han trabajado antes para El País. A ese grupo le añaden la cuota femenina y el guiso está formado. Como el mantenedor de la tertulia es de RNE o de la SER, el cónclave a favor del gobierno está servido. En la COPE hacen al revés. El resultado es un auténtico fraude para el público que, por otra parte, en gran medida, tiene lo que se merece porque quiere escuchar aquello que desea. He aquí un ejercicio que se vende como pluralismo informativo y así es aceptado, por regla general.

No quisiera parecer catastrofista ni viejo pero, a este ritmo, esto se acaba, amigos. La política se llena de mediocres y el periodismo se muere día a día. Cientos de miles de periodistas en todo el mundo lo están diciendo estos días pero de eso poco en los medios de comunicación. Al revés, te hablan del periodismo ciudadano y el diario inglés The Guardian publica anuncios ofreciendo puestos de trabajo a blogueros para que actúen como corresponsales en distintas zonas de Inglaterra. O sea que, a este paso, cerramos las facultades de comunicación y en paz. Las grandes empresas organizan sus master, es decir, adoctrinan a sus futuros trabajadores (como hacía Pulitzer en los EEUU y como hacen desde hace años El País, El Mundo y Vocento); los convierten en miembros dóciles de una especie de secta y, si no obedecen, los largan a la calle y otros llegarán en su lugar. Tampoco vale pensar por uno mismo incluso cuando no estés trabajando para la empresa porque si, en otros foros manifiestas algo que no guste a tus señores, puerta.

Los periodistas veteranos –entiéndase por ellos los de cincuenta años- también a la puta calle, ya no hay maestros y discípulos, los jóvenes se hacen mayores a la fuerza y el periodismo es una sarta de banalidades, con continuas faltas de concordancia, de ortografía y vacíos cognitivos relevantes. El objetivo es acabar con la universidad pública porque, entre otros motivos, sigue siendo la única auténtica polis de libertad de expresión y de pensamiento que sigue existiendo en esta dictadura no declarada en la que estamos (ningún dictador dice que lo suyo es una dictadura y ésta no es una, son varias en una).

Los de mi generación –de los sesenta y setenta- nos iremos jubilando y muriendo y nuestros discípulos o lo pasarán muy mal o se adaptarán con pocos problemas porque comparten nuestros conocimientos de manera técnica y este asunto, además, hay que mamarlo con los sentimientos que nos dejan la experiencia y la empatía, sin que te dominen los sentimientos, claro. Sí, amigos, esto se acaba, el conocimiento quedará reducido a minúsculos círculos de influencia y poder, el papanatas de Orwell comprobará cómo su 1984, escrito para joder al comunismo, es un adelanto al totalitarismo atotalitario del mercado. El pobre veía la paja en el ojo ajeno antes que la viga en el propio y, si existe Dios y él está con él, el Hijo de Dios se mofará de su ingenuidad porque eso ya se veía en sus tiempos. Qué mal lo estamos pasando pero cuánto nos reímos con este panorama. La gente, asombrada y confundida, haciendo yoga, a ver si se relaja; apuntándose a la Asociación de Amigos del Chimichurri para encontrarle sentido a la vida; confundiendo lo revolucionario con una ONG o con un voluntariado. Si yo fuera un elemento de la estructura de Poder me estaría retorciendo de la carcajada porque lo jodo todo con mi comportamiento, me arregla el desaguisado el gobierno de turno con dinero público, me reúno con mis compinches, refundo el propio sistema que lo fastidia todo y nadie dice nada, puedo seguir además con mi discurso contra el Estado y su intervencionismo y nadie dice nada, nadie se levanta, nadie se organiza de verdad contra mí. No hay problema, lo controlo todo, y en las tertulias de la radio ordeno que vayan cuatro de mis empleados sabelotodo para que hablen del huevo duro o del huevo pasado por agua. Y mis políticos siguen con sus pamplinas, afirmando lo contrario de lo que piensan para ganarse la vida o sentirse importantes porque a lo peor de pequeños no les dieron el suficiente cariño. Todo esto es una tragicomedia de tomo y lomo.
Ramón Reig es Director del Departamento de Periodismo II, Universidad de Sevilla.

Piratas

El Comercio

Creíamos que los famosos 'piratas' que ayudaron a forjar el imperio británico habían dejado de existir cuando de pronto en las costas de Somalia se suceden abordajes y secuestros de barcos atuneros y otro tipo de pesqueros. Sus tripulantes son tomados como rehenes y esperan en cautiverio el resultado de negociaciones y el pago de las cantidades que se exigen para su liberación.

Sí, son 'piratas', pero también son gente de un país miserable que asiste impotente al vertido sistemático de residuos tóxicos y a la pesca ilegal de atunes, barracudas o rayas gigantes en sus aguas territoriales a un ritmo tan brutal y en cantidades tan exageradas que dejan el mar contaminado y los caladeros agotados. Y además ven cómo esas mismas embarcaciones descartan toneladas de otro tipo de pesca que arrojan sin más por la borda.

En un duro artículo que circula por la Red, Gustavo Duch nos habla de esos países subdesarrollados, y del poderío de los barcos de países ricos, algunos altamente subvencionados por la Unión Europea que a la fuerza ha de conocer lo que Gustavo llama con toda razón el 'ecocidio' del mar. El 'Alakrana' por ejemplo, recientemente secuestrado, recibió más de cuatro millones de euros.

Todo este saqueo se produce en aguas territoriales de gentes extremadamente pobres y hambrientas que se ven privadas de lo único que poseen, una pesca que podría aliviar su situación. Pero con sus tristes embarcaciones y técnicas apenas pueden sacar del mar un 10% de lo que sacaban hace unos años.

Y nos preguntamos, ¿alguien ha investigado o simplemente conoce si esos barcos asaltados por 'piratas' pescaban en aguas somalíes o no? ¿Alguien ha investigado o conoce si el espesor de sus redes o sus técnicas de pesca cumplen las normas y leyes de la pesca de altura de la UE? Y finalmente, y más difícil aún de responder, ¿tienen otro medio los 'piratas' de defenderse de los depredadores visto que nadie se ocupa de África cuando está en juego la economía de los países ricos, de los que presumimos de apaciguar el hambre del mundo?

No digo que éste sea el caso de los últimos pesqueros asaltados pero en general, ¿se controla la pesca en aguas de países pobres, en aguas de África? Yo no he leído nada sobre ello y me cuesta creer que los malos sean siempre los somalíes y los buenos siempre nosotros.

Tal vez los 'piratas' no son más que gentes que defienden como pueden su soberanía.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Cómo es el ágora de nuestros días?

Recientemente he visto la archipromocionada última película de Alejandro Amenábar: Ágora. Al salir de la sala de cine, no podía dejar de pensar que no hemos cambiado tanto en estos siglos; los seres humanos seguimos siendo, en esencia, iguales, por lo que podemos cometer, en potencia, actos tan buenos y tan malos como los que vemos en la película.
El ágora, la plaza pública, la calle, ese lugar en que las personas dialogan y discuten, está plagado hoy en día de momentos en los que la especie humana demuestra no haber sabido, querido, o podido evolucionar desde hace 2500 años. Se nos llena la boca afirmando que somos seres civilizados, que a nuestra civilización la separan siglos de evolución moral y política en relación con otras civilizaciones. Y sin embargo, a poco que se nos cruce un cretino por la calle que nos increpe o nos saque de quicio, nos sale el bicho y sacamos el garrote para ajusticiarlo.
En ese sentido, Ágora me pareció una buena película que sabe narrar bastante bien algunos aspectos de la naturaleza humana. Aspectos que, como parte de dicha naturaleza, no son fácilmente modificables u ocultables, sino que forman parte de él como ser humano. Asimismo, el filme muestra cómo muchas de las tensiones que narra siguen hoy día dando guerra en nuestras ciudades (no hay más que ver cómo en España los cristianos salen a la calle hoy como hace 20 años y 20 siglos a protestar contra avances sociales que consideran inmorales y contrarios a la voluntad de Dios, como el aborto).
Ahora bien, creo que el personaje principal daba para más. Hypatía es filósofa, cuyo único amor es por y para el conocimiento y la verdad, pero considero que el personaje se queda demasiado plano, poco profundo (quizás en el intento de hacer a Hypatía muy profunda, se consigue el efecto contrario), y en resumen, poco creíble. Poco creíble por "poco humano", es decir, que en un mundo de hombres que se comportan como bestias, haya una persona que no sólo no se comporta como una bestia, sino que posee una ciega en el conocimiento hasta el punto de negar su naturaleza animal, me parece poco creíble. Hypatía parece en la película un personaje idílico, casi divino, casi impensable como ser humano. Claro que entre 6500 millones de personas, puede existir gente así. Quizás el personaje en la película está exagerado porque lo que pretendía Amenábar era poner de relieve que existen hoy en día, como entonces, personas adelantadas a su tiempo que son devoradas por su entorno social.
Como muestra de que no hemos avanzado tanto, el vídeo de abajo es muy gráfico, y es de hace sólo 30 años en un país medianamente desarrollado como España.
"Pues nuestras derrotas no prueban sino que aún somos demasiado pocos los que luchamos contra la brutalidad y esperamos que quienes nos contemplan por lo menos se avergüencen." Bertolt Brecht, Contra los objetivos