martes, 29 de abril de 2008

Silvio Rodríguez: La Maza

Si no creyera en la locura
de la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la pavura.

Si no creyera en la balanza
en la razón del equilibrio
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza.

Si no creyera en lo que agencio
si no creyera en mi camino
si no creyera en mi sonido
si no creyera en mi silencio.

Que cosa fuera
Que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
jubilo hervido con trapo y lentejuela
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera.

Si no creyera en lo más duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro.

Si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida.

Si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que queda
si no creyera en lo que lucha.

Que cosa fuera
Que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
jubilo hervido con trapo y lentejuela
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera


lunes, 28 de abril de 2008

Bolonia: debate con el Rector Berzosa

Debate celebrado el pasado viernes 18 de abril en la Facultad de Filosofía de la UCM en el que participaron estudiantes, profesores y el Rector Carlos Berzosa. Se trató de la primera vez que una autoridad pública se disponía a dialogar con los estudiantes y con los profesores, principales afectados por el proceso de reforma de la educación superior, conocido vulgarmente como Plan Bolonia.

viernes, 25 de abril de 2008

Esperanza Aguirre permite a los curas tener voz y voto en los comités de cuidados paliativos

SER / laRepublica.es

El gobierno madrileño de Esperanza Aguirre y el cardenal Rouco Varela han firmado un convenio para la asistencia religiosa en los hospitales que les permitirá participar de las decisiones sobre los cuidados paliativos en enfermos terminales. El consejero de Sanidad, Juan José Güemes, reconoce que los curas participan en los comités, aunque asegura que no deciden.
En el convenio - según la SER - se contempla una cláusula en la que se establece que el Servicio de Asistencia Religiosa Católica va a formar parte del comité de ética y del comité interdisciplinar de cuidados paliativos. Comités que se encargan de decisiones tan trascendentales como dar o no sedación terminal a un enfermo, practicar un aborto a una mujer denunciada que no denunció o decidir si se reanima o no a un bebé con malformaciones en la unidad de neonatología.
Así que los capellanes, además de visitar a los enfermos y oficiar misa intervendrán en cuestiones morales que afectan a los pacientes. El acuerdo fue firmado el pasado 2 de enero por el consejero de Sanidad Juan José Güemes y el obispo auxiliar de Madrid Fidel Herráez Vegas.
Sin embargo, Güemes arremetió contra la cadena de radio que hizo pública la noticia y dijo que "es falso que los capellanes de los hospitales intervengan en ninguna decisión clínica del hospital y tampoco en los cuidados paliativos". También ha dicho que "es falso que sea una novedad la presencia de los capellanes en los centros sanitarios".

martes, 22 de abril de 2008

La farsa de Zapatero: la LOU y Bolonia

Donde dije digo, digo Diego... Que siga la farsa.

Violencia en el subsuelo madrileño

No es la primera vez, y seguramente no será la última que presenciamos escenas de este tipo. Vigilantes privados de la Red de Metro de Madrid agreden a los individuos que les parece oportuno, incluídos niños. Así, inmigrantes y mendigos ostentan el desgraciado trofeo en número de agresiones por parte de esta calaña asquerosa.

Disponemos de vídeos de diversas agresiones físicas que ya han salido en los telediarios en alguna ocasión, pero yo he podido presenciar personalmente en alguna ocasión las amenazas vertidas por estos "vigilantes" hacia un inmigrante, obligándole a defender la unidad de España y a cantar el Cara al Sol en los pasillos de la estación de Santo Domingo (Línea 2), en pleno subsuelo de la Gran Vía madrileña, hace ahora unos 2 años.
Hace alrededor de un año, leí en un periódico el relato de un niño de 13 años que había sido agredido por uno de estos "vigilantes" en la estación de Sol (de nuevo, pleno centro de Madrid), por el mero hecho de ser inmigrante y estar apoyado en una pared esperando su tren. El niño, que iba acompañado de su hermano pequeño, perdió el tímpano del oído en el que había sido golpeado, y desde entonces sus padres ya no le dicen que lleve cuidado con los delincuentes, sino con la policía y con los "vigilantes" del metro.
Éste es otro ejemplo.
Éste, otro tímpano roto.
Otro caso más.
Y otro, de nuevo tímpano roto.
A esta mujer le llegan incluso a disparar.
Uno más.
Creo que no hace falta que siga buscando ejemplos documentados. Lo triste es que llos casos que son recogidos por las cámaras de seguridad del suburbano o por algun medio de comunicación, son tan sólo la punta del iceberg del flagrante abuso de poder que ejercen estos individuos a sabiendas de que en la mayoría de los casos, la empresa Metro de Madrid, última responsable de su contratación, se lava las manos y los protege, que es lo verdaderamente alarmante.
Obviamente, sé de buena tinta que no todos los vigilantes son agresores, pero lo que se hace necesario es una inspección pormenorizada de la normativa de contratación de las empresas de seguridad privada (más aun si son contratados con dinero público), que en los últimos lustros han visto crecer sus beneficios enormemente dados los escasos requisitos para ser contratado y el impulso político que han recibido los sistemas de seguridad privada.
Aquí tenéis el último ejemplo. Podeis verla también con sonido en el diario EL PAÍS. Para vomitar. A partir de ahora, pensaos mejor vuestra actitud cuando viajéis en metro.


La farsa

No quiero crecer nunca

jueves, 17 de abril de 2008

Albert Pla: Veintegenarios

La última frontera

...el fin del exilio...

Me muero....
...me muero....
cada día más enfermo...
...me muero...
me muero...
...me muero...
...cada día más enfermo...
...me muero...
...me muero...
La respuesta a mis sueños
me tortura los nervios
no me cura ni un cura,
no me cura ni Dios...
Y me mareo, me mareo, me mareo...
me mareo, joder, que mareo...
Se acabó el sufrimiento...
se acabó mi martirio,
es el fin de mi exilio.

...me muero... ...me muero...

Voy mirando hacia el suelo,
encontrando tesoros,
ocultos ahí abajo,
pero ahí abajo del todo.
Y babeo, babeo y babeo...
...babeo joder qué baboso...
se acabó el suffrimiento
es el fin del misterio,
de este putiferio.
...me muero... ... me muero...
El amor que me infecta...
...y me corroe la sangre...
...devuelvo al contáiner
lo que es del container...
Y me noqueo, me noqueo, me noqueo...
...me noqueo, me noqueo a puñetazos...
se acabó el sufrimiento...
...es el fin del exilio, de este putiferio.
...me muero... ...me muero...
Voy mirando hacia el suelo,
encontrando tesoros,
ocultos ahí abajo, sí,
pero ahí abajo del todo.
Qué mareo, qué mareo, qué mareo...
...joder, joder, qué mareo...
se acabó mi martirio,
es el fin de mi exilio.
...me muero... ...me muero...
La respuesta a mis sueños,
me tortura los nervios,
no me cura ni un cura,
no me cura ni Dios.
...me muero... ...me muero... ...me muero....

miércoles, 16 de abril de 2008

Luego vinieron a buscar a José Couso

Belén Gopegui
cubadebate.cu

Dicen que en enero de 1946, los representantes de una Iglesia protestante se reunieron en Frankfort para debatir su reconstitución. Entre todos los pastores que hablaron, cuentan que uno empezó su discurso detallando las excusas que durante un tiempo él mismo había dado para no alzar la voz frente a Hitler: “Sí, Hitler atacó a los comunistas, pero ¿no eran ateos y revolucionarios? Y sí, aniquiló a los incapacitados y los enfermos, pero ¿no eran una carga para la sociedad? Y claro, apresar y matar a los judíos era deplorable, pero ¿los judíos no son cristianos, a qué no? Y lo que hacía en los países invadidos era vergonzoso, pero por lo menos no lo hacía en Alemania”. Luego aquel pastor añadió: “Ninguna excusa justifica nuestro silencio. Claramente no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 ó 34 todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte? Si hubiéramos dicho: “No es correcto que Hermann Göring meta en campos de concentración a cien mil comunistas para que mueran”. Puedo imaginar que tal vez treinta o cuarenta mil cristianos protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a treinta o cuarenta millones de personas, porque eso es lo que el silencio nos costó".

Hoy todo el mundo conoce las palabras de Martin Niemoller, que han tomado la forma de una canción o un poema:

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo
no era comunista.

Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.

Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.

Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".

Sin embargo, hoy seguimos dándonos excusas: “Ya se sabe”, se oye decir, “que el nazismo fue algo especial. Y al fin y al cabo Iraq no es Europa. Y el bloqueo y después la guerra aunque han matado mucho, no han matado tanto como Hitler. Y el petróleo es necesario para que anden los automóviles, ¿a qué sí? Y matar a eso que llaman fundamentalistas no debe de ser tan grave como matar socialdemócratas. Además, ¿no lo recuerdan? Hicimos una manifestación incluso dos, o tres. Y nuestro gobierno retiró las tropas. ¿Eso ya es bastante, no?”

Pero no es bastante, y lo sabemos. Sabemos que Martin Niemoller podría acercarse ahora al micrófono, mirarnos con tristeza y repetir: “Claramente no somos inocentes” . Y tal vez añadiría: “Si todas las comunidades de Europa, comunidades de cualquier clase, de vecinos, de comunistas, de cristianos, de socialistas, de ecologistas, de feministas, de sindicalistas, de cualquier clase, hubiéramos defendido la verdad hasta el final. Si hubiéramos dicho no es correcto que se mate a civiles en Iraq, si lo hubiéramos dicho no en una manifestación o en dos sino cada día y cada semana y en cada tribuna y en cada lugar de trabajo y en cada tribunal de justicia, entonces habríamos evitado tanta destrucción y tantas muertes”.

Quienes estamos aquí, hermanos, amigos, compañeros de José Couso, y personas que nunca le conocimos, formamos parte de una comunidad. Admiramos la capacidad de sus familiares para seguir luchando, para unir su reclamación a muchas otras causas diferentes y saber que todas son la misma, que donde una persona cae, caemos todas con ella. Quienes estamos aquí sabemos que no es correcto atacar y matar a un periodista desarmado, a ningún civil. Y aunque parezca que estamos quietos, no lo estamos. Porque sabemos algo más, algo que quienes invaden países impunemente olvidan a menudo:

Sabemos que la diferencia entre un juez justo y mil jueces justos no es tanta. La diferencia entre un profesor de instituto que lleva a los hermanos de José Couso a hablarle a los alumnos, y cinco mil profesores llevando a sus clases la misma lucha no es tanta. Ni lo es la diferencia entre un periodista que recuerda y diez mil periodistas que recuerdan y un día vendrán aquí. Quizá ahora seamos quinientas personas dando vida a los cinco años de ausencia de José Couso. La diferencia con quinientas mil no es tanta. Ni con cinco millones. Porque no estamos quietos. Estamos sumando. Cada día, en nuestros trabajos, en nuestras conversaciones, sumamos voces y causas y somos más cada vez. Llevamos dentro el hotel Palestina como quien lleva un cuerpo en gestación. Y nos reconocemos y nos apoyamos y nos atrevemos a continuar el poema de Niemöller :

Luego vinieron a buscar a José Couso, entonces dijimos: no tenéis derecho, ni legitimidad, y aunque ahora os lo llevéis, y aunque lo hayáis asesinado, nuestra lucha os seguirá a vosotros y a vuestros cómplices.