jueves, 28 de diciembre de 2006

Refranes Del Talmud

Si yo no soy para mí mismo, ¿quién será para mí?

Si yo soy para mí solamente, ¿quién soy yo?

Y si no ahora, ¿cuándo?

sábado, 23 de diciembre de 2006

Miradas Cautivas

Unos ojos cautivos irrumpen en el caminar del mundo. Los ojos de unos observadores natos, de unos cazadores de miradas perdidas, de mundos interiores, de ideas perseguidas, oraciones y leyendas.

Nada escapa a su mirada, nadie está salvo por mucho que se esconda, y sin embargo son tan frágiles como una pompa de jabón. Un copo de nieve que se atreve a desafiar a una llama incandescente.

Incandescente como la llama de un amor recién nacido, con el sentimiento de inmortalidad y a la vez fugacidad de pensar que ningún tiempo pasado fue mejor y ningún futuro es esperanzador.

Que nada existe si no es por nos y nos no existimos si no es por nada. Cuando un observador se siente y se sabe observado no hace sino volverse más agudo en su indagación.

Como el cazador que se ve amenazado y abre fuego a discreción, sin matar y sin dejarse matar, en una carnal lucha de dos cuerpos que se miran a los ojos y se ven iguales, se saben iguales, se atraen y no se pueden rechazar.

Mañana el presente habrá muerto y el amanecer sacudirá con su luz los cimientos de la casa encantada donde habitan mitos y fantasmas, donde por vez primera fueron libres esos ojos y esa manera de mirar.

jueves, 21 de diciembre de 2006

Informe Sobre La Carta Robada

Belén Gopegui
El Mundo


Durante tres años unas veinte personas han estado reuniéndose, leyendo, investigando, discutiendo, para hacer un informe. Son hombres y mujeres de diversas profesiones y, como en el poema de Borges Los conjurados, han tomado la extraña resolución de ser razonables. La materia de la que versa su informe tiene un nombre conocido y una improbable definición. El nombre: libros de texto. La definición: ese lugar en donde unas generaciones dejan constancia de lo que a su entender debieran conocer las siguientes. No de todo lo que debieran conocer, pero sí de lo imprescindible, del punto de partida, el mínimo común denominador de una sociedad.Han escogido 60 libros de sexto de Primaria y de primero de Bachillerato. Distintas editoriales y las siguientes materias: Idiomas, Matemáticas, Historia, Lengua y Literatura, Conocimiento del Medio, Griego y Latín, Física y Química, Religión, Biología y Geología, Economía, Música, Ciencia, Tecnología y Sociedad, Filosofía, Plástica y Educación Física. No han hecho un estudio comparativo entre las editoriales, no se han ocupado de la calidad o del nivel, ni siquiera de los contenidos. Lo que han analizado es lo que esos libros cuentan con esos contenidos. Y no lo que cuentan acerca de las matemáticas, o de la Historia o del inglés, sino lo que cuentan de la Tierra.Cuando en un libro de matemáticas se pone un ejercicio sobre cuánto cuesta el equipo de montar en bici de Roberto, equipo que, por cierto, cuesta, sin contar la bici, 156,87 euros, y cuando la gran mayoría de problemas aritméticos versan sobre compras de ese tipo, no sólo se cuenta cómo se suman euros. También se cuentan cosas que tienen que ver con el sentido de lo necesario, lo útil, lo raro, lo normal.Dicen que a las personas que viven en una isla les es más fácil imaginar en dónde viven, comprender qué significa agostar un suelo o arrasar una costa. Quienes vivimos en continentes tendemos a pensar aún que la Tierra es plana y que, una vez destrozados estos 100 kilómetros, siempre habrá otros 100 kilómetros siguientes. Olvidamos que la Tierra es también una isla, contiene el delicado equilibrio de la vida y flota, redonda y azul como una naranja, entre millones de otras islas en donde no hay vida ni podría llegar a haberla, o acaso en alguna sí la haya pero estará muy lejos.En el informe (www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/Informe_curriculum.pdf) se estudia lo que transmiten los libros de texto sobre la sostenibilidad, esto es, sobre qué hacer para que siga habiendo vida en la Tierra, incluida la vida humana. Sobre si, por ejemplo, lograremos alimentarnos de, diríamos, los intereses de la naturaleza y no del capital, puesto que una vez consumido el capital de la naturaleza ya no habrá más alimento.Todavía resulta difícil hablar de esto. Los ecologistas son los mensajeros y aunque en principio nadie quiere matarles pues se le considera amantes de las hayas y otras criaturas benignas, el mensaje que portan no es grato. Hace algunos años optamos por pensar que los mensajeros eran unos extravagantes. Como quien recopila todas las referencias a cierto actor de cine mudo, ellos y ellas comían galletas integrales y contaban que se iban a derretir los Polos. Ahora el cambio climático, el agotamiento de los recursos, los errores fruto de la tecnología, la toxicidad de los metales pesados y tantas otras cosas forman parte la vida diaria. En lo que les conozco, debo decir que los ecologistas no se alegran de tener razón. Habrían preferido que la suciedad no se acumulase, que vivir mejor con menos fuera lo habitual y la equidad, un principio aceptado y vivido en cada vida humana.No sólo lo habrían preferido sino que lo prefieren. Trabajan para que así sea y algunos y algunas se reúnen, discuten y argumentan, y después escriben un informe en donde dicen que los libros de textos no contienen apenas fotografías de lugares, mapas físicos, mapas lumínicos, imágenes que permitan ver en qué se ha convertido esa especie de gran superficie verde y ocre con que durante mucho tiempo se han representado los continentes. Y junto a lo que no se muestra, dicen, aún es más significativo aquello de lo que no se habla.Los libros de texto no hablan de «las multinacionales [con la excepción de dos libros], el reparto del poder, las culturas arrasadas, las aportaciones de las mujeres, los sindicatos..., los movimientos alternativos (aunque sí las ONG de ayuda), la autosuficiencia, los proyectiles reforzados con uranio, las aficiones de bajo impacto ecológico..., los bancos, la pérdida de soberanía alimentaria, el modo en que se impone la comida basura, las patentes de semillas..., las soluciones colectivas, los dueños y los daños de la televisión..., las cargas de la policía, las mentiras de los libros de texto...».La cita es más larga pero creo que el fragmento sirve para dar una idea del mundo que se dibuja y el que se niega. Valga, en todo caso, un ejemplo de un libro de Física y Química para condensar el talante general de exaltaciones y silencios: «Durante la Guerra del Golfo, los soldados de EEUU y de otros países aliados pudieron tomar todas sus comidas en las trincheras, calentitas y en cualquier momento, gracias a la tecnología».A medida que se leen las 184 páginas del informe empezamos a preguntarnos qué sucedería si en los centros escolares los alumnos obtuvieran una imagen del futuro como un lugar no sólo incierto sino posiblemente catastrófico; si fueran conscientes del turbio papel de las grandes corporaciones, de la ausencia de principios que guía la mayor parte de las inversiones económicas y en especial de la ausencia del principio de precaución; si comprendieran que las soluciones individuales nunca son una solución, si se les dejara claro hasta qué punto las decisiones que afectan a su vida diaria, su salud, su ética, su espacio, sus proyectos, les han sido arrebatadas. Es posible que cada año salieran entonces de los colegios y de los institutos alumnos y alumnas más conflictivos, dicho esto en el mejor sentido de la palabra. Si la destrucción avanza habrá de ser bueno, parece, afrontarla, luchar para que no ocurra.Hace unos días escuché contar a un padre esta escena. Su hijo de 11 años comía un yogur mientras miraba de pie el telediario. Allí se decía que el efecto invernadero provocará el deshielo de la Antártida en 2040. La primera reacción del niño fue calcular su edad y decir con asombro y satisfacción: «¡Yo veré eso!». Pero la noticia seguía y hablaba de los efectos que, algún tiempo después, provocará la desaparición de la capa de hielo en el calentamiento global: inundaciones de ciudades costeras, desplazamientos masivos, extensión de las enfermedades, aumento de los conflictos por lograr recursos, destrucción de ecosistemas, guerras. El gesto del niño fue mudando del encantamiento a la sensación de profunda injusticia por tener que heredar un mundo así.De acuerdo, es un niño. ¿Es mejor que no sepa, que se entere por los telediarios y que en sus libros de texto le digan, no sólo a niños de 11 años, por cierto, sino también a adolescentes de 16, cosas como: «Los coches funcionarán dentro de muy poco con agua y así no contaminarán el medio ambiente» (Lengua), «Los expertos dicen que todos van a tener acceso a Internet en el año 2020» (Inglés), «La tecnología debe aportar los medios necesarios para satisfacer las necesidades humanas» (Economía), «El teletrabajo permitirá disfrutar de más tiempo libre» (Historia), «Gracias a la clonación se podría conseguir un aumento de la producción y así se podrían paliar deficiencias alimenticias de una parte de la población humana» (Biología y Geología), etcétera?Resulta difícil defender que los libros de texto enseñen falsedades, verdades a medias, consecuencias sin causas. O decir que es útil, a los 11 y a los 16 años seguir creyendo no ya siquiera en los Reyes Magos, quienes al fin y al cabo estarían en el orden de lo imaginario, sino en que basta con soplar para que el semáforo verde se ponga rojo y así detenga el coche que viene dispuesto a atropellarte. Pero, más allá de esto, tal vez convenga recordar que la carta robada de que trata este informe, la carta que no miramos aunque está ahí, delante de nuestros ojos, no es la carta de lo que vamos a contarle a los adolescentes, sino la de nuestra propia imaginación.Sucede que la sostenibilidad de la Tierra apenas figura en el conjunto de historias que conocemos, que circulan, que han circulado y han sido soñadas. Éste hecho es apenas un síntoma de cómo la voracidad y la codicia con respecto al planeta y a los seres más débiles tiene hoy mayor potencia que la capacidad de oponer resistencia y reemplazar esa codicia por prácticas diferentes.Es preciso invertir la relación de fuerzas. Quizá porque lo saben, unas 20 personas organizadas, como muchas otras, en un colectivo de acción ecológica, y por lo tanto política, trabajando en común durante tres años, analizando la imaginación de los libros de texto, discutiéndola y argumentándola, no sólo han producido un informe. Han producido además una historia sobre cómo mantener el delicado equilibrio de la vida, una historia que puede circular y ser soñada y, multiplicándose por otras historias, llegar a ser real.
Belén Gopegui es escritora, autora de obras como"Lo real" o "El lado frío de la almohada"

miércoles, 20 de diciembre de 2006

El Problema De La Vivienda

La lógica del capital.
Todo gira en torno al mantenimiento del sistema.
Este es un mail que he recibido estos días en el que re realiza una denuncia de la situación en que nos encontramos y, lo que es peor, la que se avecina, en torno al tema de la vivienda en España. Os recuerdo que según nuestra Constitución de 1978, tod@s tenemos derecho a poder acceder a una vivienda: "la Constitución establece que el Gobierno y las administraciones públicas deben preocuparse por evitar la especulación del suelo y velar porque todos los españoles puedan acceder a una vivienda digna. Como comprobamos todos los que en algun momento hemos buscado o buscamos una vivienda, ya sea para comprarla o para alquilarla, este asunto, que abarca una serie de artículos de la carta magna, no se cumple ni de lejos. Y lo que es peor, no se espera que se cumpla, dado que nuestros responsables políticos no están poniendo los medios ni la voluntad para solucionar el problema, ni siquiera con un gobierno que se autocalifica "socialista". Paso a reproducir íntegramente el mail:
La nómina de mi padre en diciembre de 1979 era de 38.000 pesetas. Él
trabajaba como peón en una obra. En ese mismo momento le ofrecieron
comprar una casa. Le pedían un total de 500.000 pesetas por ella. Decidió
no arriesgar y continuar viviendo en régimen de alquiler, en unas
condiciones muy buenas. Se trataba de una casa modesta pero muy bien
ubicada, en pleno centro de un pueblo cercano a Barcelona. A los pocos
meses mi padre y mi madre compraron un terreno en otro pueblo de la misma
provincia y en menos de cinco años de esfuerzo ya habían levantado y
pagado una vivienda de 120m2. Han pasado 27 años. En 2006 y en el mismo pueblo donde viven, un piso >modesto de 75m2 a las afueras no se
encuentra por menos de 35 millones de pesetas, y estoy siendo muy
generoso. En el año 1979 el coste de un piso era del orden de 14
mensualidades de un peón de obra 38.000 pts/mes x 14 meses = 532.000 pts
El sueldo en 2006 de un universitario recién titulado en ingeniería
informática sin experiencia profesional no llega a las 200.000 pesetas
mensuales. En el año 2006 una vivienda modesta cuesta 175 mensualidades (14 >anualidades!!!) de un ingeniero informático. 200.000
pts/mes x 175 meses = 35.000.000 pts Las jóvenes de hoy necesitaríamos cobrar 2,5 millones de pesetas mensuales >para estar en
igualdad de condiciones con nuestros padres que compraron una vivienda a
principios de los años 80. 2.500.000 pts/mes x 14 meses = 35 Mill. de pts Los pisos en el año 2006 deberían costar 2,8 millones de pesetas
para que los jóvenes de hoy estemos en igualdad de condiciones con
nuestros padres en 1979 200.000 pts/mes x 14 meses = 2.800.000 pts >
No encuentro adjetivo alguno en el año 2006 para calificar lo que mi
padre consideró arriesgado en 1979. Está claro que los pisos no van
a pasar a costar de la noche a la mañana 30 veces menos, de 35 a 3
millones. También está claro que no voy a cobrar 2,5 millones de
pesetas mensuales, por muy buen trabajo que encuentre y por muchos
estudios que tenga. Lo primero que se le ocurre a uno es seguir
viviendo en casa de sus padres y ahorrar el 100% del sueldo durante los
próximos 14 años, para el año 2020 yo rondaré ya los 40 años de edad)
tendré el dinero suficiente para comprar una vivienda al coste del año
2006 pero, por supuesto, no al coste del año 2020. Evidentemente esta
ocurrencia la desecha uno antes de hacer cualquier cálculo. Aunque
un joven bienintencionado consiga ahorrar 2, 4 o 6 millones con mucho
esfuerzo en pocos años, a día de hoy nunca podrá evitar lo siguiente: >
1) Pedir un préstamo al banco a 40 o 50 años (si consigues ahorrar 2, 4 o
6 millones puedes reducir el período a 35 - 45 años, pero 5 años no
suponen prácticamente nada cuando estamos hablando de medio siglo de
pago). Te darás cuenta de que no vives en una democracia sino en una
dictadura. El dictador no se llama Francisco Franco o Fidel Castro sino
La Caixa, BSCH, Banc de Sabadell o, en general, "la banca". Ni siquiera
tendrás la libertad de decir lo que piensas a, por ejemplo, tu jefe, no
vaya a ser que cierre el grifo y no puedas pagar al dictador. 2) La
otra solución es pagar un alquiler de por vida. En este caso el dictador
se llamará Juan García, José Pérez o Pablo el arrendador. La situación no
es distinta a 1). Después de esta reflexión ten la delicadeza de no
decir a un joven que su problema es que no ahorra, eso fue válido para ti
en 1979, incluso era valido para algunos jóvenes en 1999, pero no en
2006, en 2006 sólo consigues cargar con más impotencia, si cabe, al
muchacho. El esfuerzo de nuestros padres, sin duda alguna admirable,
no era estéril (podían obtener una vivienda de propiedad en un período de
5 años). El mismo esfuerzo realizado por nosotros, los hijos, sólo
llega para quizá reducir en 5 años una hipoteca de medio siglo. La
vivienda nunca fue un objeto para enriquecerse, sino para vivir y es de
lo poco material que sí necesitamos. La ley del libre mercado puede
establecer el precio de los televisores de plasma al precio que quiera...
yo no los compraré... pero nunca tuvimos que permitir que esa misma
ley fijara el precio de la vivienda, porque todos necesitamos vivir en
una y no todos podemos pagarla. Los jóvenes, incluso aquellos que tenemos
estudios superiores, no podemos competir". Forges, EL PAÍS, 2/5/2006 Nota: Tenemos que hacernos oír, todos juntos somos más
fuertes! RAZÓN: Después de la primera sentada por una vivienda digna se han convocado muchas otras,todas ellas desorganizadas y disgregadas
en unas pocas ciudades. Este es un problema a nivel nacional, es por
eso que se convoca una Macro-Manifestación, no una macro-sentada,para >el
SABADO 23 DE DICIEMBRE A LAS 17:00 HORAS* en las principales
plazas y calles de todos los pueblos y ciudades.
Se convoca con tanta antelación para que se difunda lo máximo posible, se ruega a todo el que reciba este mensaje que lo difunda de todas las formas que se le ocurran, panfletos,
mails, foros de internet, cartas a los medios de comunicación, a todo
tipo de asociaciones...
COMO SE REALIZARÁ: Esta manifestación se hará
en forma de marcha cortando el tráfico por las principales calles de
España ya que ha quedado claro que las simples sentadas no son atendidas,
aunque nunca se abandonará el espíritu pacífico con el que esta
iniciativa ha nacido. Si la policía detiene la marcha, se volverá al
punto inicial pacíficamente, sin enfrentamientos,y se esperará a que se
pueda reanudar, en el caso de no poder hacerse, se convertirá en una
sentada más pero se habrá llamado más la atención. Debido a las fechas
navideñas de la MACRO-MANIFESTACIÓN el eslogan Principal "No podemos
volver a casa por navidad porque todavía no nos hemos marchado de ella."


martes, 19 de diciembre de 2006

sábado, 16 de diciembre de 2006

Nuestros Ancianos

Dado que este artículo versa sobre un determinado grupo social, en primer lugar creo necesario conocer con claridad qué es lo que entendemos por “grupo social” y cuales son sus componentes esenciales.

Un grupo social es un conjunto de personas que desempeñan
roles recíprocos dentro de la sociedad. Este puede ser fácilmente identificado, tiene forma estructurada y son durables. Las personas dentro de él actúan de acuerdo con unas mismas normas, valores y fines para el bien común del grupo.

El rol social sirve para expresar de forma simplificada la función que un individuo o grupo de individuos desempeña dentro de una sociedad. Dependiendo del tipo de rol que ostente un individuo o grupo social, les será asignado un estatus social, lo cual está relacionado en cierto modo con el “prestigio” o el valor que la sociedad otorga a ese grupo social.

Dado que las normas y valores sobre los que se basan los conceptos de rol y estatus, varían de unas sociedades a otras, podemos encontrar grandes contrastes entre unas civilizaciones y otras en cuanto al valor que otorgan a determinados grupos sociales, tales como pueden ser los jóvenes y los ancianos.


Actualmente, podemos constatar el enorme contraste existente entre las sociedades occidentales, como la española, y otras sociedades pertenecientes a civilizaciones y culturas no occidentales. Así pues, podemos ver cada día, cómo en la sociedad española, al igual que en las demás sociedades occidentales, los ancianos son cada día menos tenidos en cuenta, e incluso en ocasiones menospreciados, marginados y abandonados; existe una sensación como de que estorban.
Por el contrario, en otras sociedades no occidentales, los ancianos son considerados bastiones de la cultura y la sabiduría de cada familia y de cada pueblo o tribu. Son considerados una especie de patrimonio cultural y cognoscitivo común para los habitantes de esas poblaciones.


¿Cuál es la causa de este contraste?

En la actualidad, en el sistema socio-económico en el que vivimos, existe una especie de consigna por la cual lo único importante y relevante es lo “nuevo”. La “novedad” se ha convertido en un mito al servicio del cual gira todo en este sistema. La búsqueda de una novedad constante hace forzoso dejar atrás nociones y cosas conforme surgen otras nuevas que las sustituyen. Sin embargo, si prestamos atención a estos elementos “nuevos” y los comparamos con los anteriores, es decir, con los de nuestros abuelos, observaremos rápidamente muchísimas notas en común, y que efectivamente unas y otras son prácticamente iguales.
Por lo tanto, extrapolando este proceso de búsqueda de la novedad al plano sociológico, podríamos decir que los ancianos de nuestra sociedad española y occidental están siendo cada día víctimas de un proceso en el que paulatinamente olvidamos el pasado o al menos lo ignoramos, en lugar de aprender de él.


Consecuencias de este proceso son hechos que podemos constatar todos los días;

- Ancianos que viven solos malviviendo con una pensión mínima, abandonados y sin contacto alguno con su familia (cada día vemos en los periódicos que han encontrado un anciano muerto en su piso días o semanas después de haber fallecido). Cada día hay más ancianos “sin techo” malviviendo por las calles.

- Aparición de asilos y residencias de tercera edad públicos y sobretodo privados en los que las familias dejan a sus ancianos a cambio de una cuota mensual. En ocasiones, algunos asilos resultan ser autenticas cárceles para los ancianos, que son maltratados sin poder defenderse ni ponerse en contacto con su familia para denunciar esta situación.


Quizá lo peor de todo es que no se hace nada. Vemos como naturales cosas que en realidad no tendrían por qué serlo. La falacia naturalista es un arma presente allá donde miremos, como parte de esa dominación que ejerce la clase dominante, en términos marxistas, sobre el resto de clases sociales en su intento por imponer sus intereses de clase. Aquí también está presente esa falacia, y estará presente mientras no nos concienciemos de que lo actual no agota las posibilidades, de que lo que hay no es lo natural, de que podemos cambiar cosas que hagan de esta una sociedad más justa en la que la felicidad de unos pocos no se base en la miseria y la infelicidad de otros muchos que numerosas veces no están tan lejos como pensamos, sino que los tenemos en nuestra sociedad, delante de nosotros, abajo en el portal de nuestra casa.

jueves, 14 de diciembre de 2006

El Poder Del Mito

Una de las ideas que se nos viene normalmente al pensamiento cuando reflexionamos acerca de la transición española es la idea de "consenso".

Asimismo, cabe señalar que el argumento del "miedo" y el caos ha sido utilizado en política en diversas ocasiones cuando han surgido discrepancias o enfrentamientos ideológicos. Esto ocurrió en la transición y ha vuelto a suceder en diferentes ocasiones en la política española (hoy en día no hay más que atender a los discursos de ciertos dirigentes conservadores del panorama político español e internacional para darse cuenta de que este es el tema estrella en sus discursos y que sus campañas giran siempre en torno a la seguridad y a un supuesto caos que tendrá lugar si los “no tan conservadores” como ellos – ya no la izquierda necesariamente – se hacen con el poder).

El llamado “consenso” de la transición fue la respuesta de los españoles al miedo que sentían a que los mismos que llevaron a cabo el golpe de estado de 1936 volvieran a intentar establecer un gobierno no democrático por medio de la violencia. La transición española se hizo con las pistolas encima de la mesa. Por tanto no se puede hablar de un proceso llevado a cabo de manera ordenada en el que los españoles negociaron tranquilamente la mejor forma de llegar a la democracia.

El "conflicto", elemento fundamental en política para que haya avances y progreso social, fue enterrado en nombre de un “consenso” ante el que no cupieron alternativas y que se presentó y se sigue presentando como un gesto de buena voluntad colectiva. El consenso fue una construcción intelectual para rebajar las pretensiones de la oposición movilizada en la calle. Se nos vendió lo bueno que era ese “consenso”, mientras nos enseñaban las pistolas para no dejarnos pensar y actuar libremente. Y cuando parecía que se desmadraba la calle “apareció” Tejero – que fue tan sólo una cabeza visible de todo un entramado del cual tenía conocimiento la CIA - en el Congreso de los Diputados para llevar a cabo un intento de golpe de Estado y “llamarnos al orden”, llamarnos a su consenso.


Hoy cualquier historiador, cualquier politólogo, cualquier sociólogo o cualquier filósofo que estudia o analiza un proceso social, no duda en introducir en su razonamiento y reflexión un elemento que goza de una tremenda importancia, como es el concepto de "mito".

Según Álvarez Junco, el mito constituye una noción de algo que es irrefutable, algo que explica el estado actual de una colectividad aludiendo y conteniendo su pasado más remoto y su naturaleza primitiva. Lo importante del mito es que no sólo responde a elementos intelectuales, sino que surge de las más profundas emociones humanas, pero al mismo tiempo no puede ser descrito como pura emoción, pues es la expresión de una emoción. Si el mensaje político sustituye problemas y programas concretos por mitos, ello no se debe al azar, sino a que se dirige a esa parte no racional del ser humano, que es la esencialmente movilizadora. Gracias a los mitos, las emociones dejan de ser oscuras y vagas para objetivarse, al convertirse en relatos sobre hechos y personajes concretos. No obstante, del mismo modo que existen mitos movilizadores, existen también mitos desmovilizadores. Al versar sobre hechos que han modificado radicalmente la condición humana y que han constituido la sociedad tal como es hoy, es incuestionable que el mito justifique o cuestione el sistema de poder.

En situaciones de crisis y de inseguridad, las sociedades llamadas “civilizadas” no dudan en recurrir a lo mágico y emocional tal y como lo hacías las sociedades más “primitivas”. Y la política, tal como señala Cassirer, es un terreno abonado de inseguridad e inestabilidad, “un terreno volcánico” en el que debemos estar prestos a enfrentarnos a erupciones repentinas. En todos los momentos críticos de la vida social del hombre, las fuerzas racionales que impiden el resurgimiento de las viejas concepciones míticas, pierden seguridad en sí mismas. Entonces llega de nuevo el momento del mito. Porque el mito no está nunca realmente vencido y hundido, sino que sigue vivo y al acecho esperando su oportunidad.

Cabe señalar asimismo, que la fuerza del mito reside en que, como toda creencia, no necesita ser coherente intelectualmente, puesto que es por definición irrefutable. De aquí se deduce un peligro que acompaña al mito irrefutablemente, pues el hecho de hacer referencia a cosas no palpables sino abstractas, hace del mito un arma perfectamente manipulable en pos de unos u otros intereses.

La creación y manipulación de un mito aparece perfectamente simbolizada en un dialogo en el que aparece un señor al que alguien pregunta:

-¿Cómo le da más miedo Dios, vivo o muerto? – a lo que el señor responde:
- Muerto, porque vivo al menos se le veía venir.


Retornando al tema que nos ocupaba al principio, debemos afirmar que la Transición fue y es un mito para ocultar el pasado; la superación de un enfrentamiento necesario entre españoles irreconciliables. La Constitución de 1978 es una herramienta al servicio de ese mito y de la ocultación de ese pasado, de ahí su carácter intocable.
Además, vemos la transición ensalzada en los medios de comunicación constantemente, como señalaba al principio nos la cuentan como un gesto de buena voluntad colectiva. Esa labor de ensalzamiento contrasta con el olvido público de aquellas personas que defendieron la República y combatieron el franquismo, que además en estos días se sienten maltratadas, si no humilladas cuando ven la “Ley de la Memoria Histórica” que pretende aprobar el actual gobierno de España, en la cual no se establece la nulidad de los juicios políticos del franquismo, el gobierno evita hacerse cargo de la labor de localización y exhumación de los miles de cadáveres enterrados en fosas y cunetas, no se hace ningún tipo de reconocimiento (¡ni siquiera moral!) a todas aquellas personas que lucharon por la República y por la democracia ante la sublevación fascista de 1936...
Obviamente hemos de tener en cuenta que de no estar ahora mismo en un sistema democrático, no podríamos debatir acerca de lo buena o lo mala que fue la transición, por lo que debemos ser capaces de valorar justamente lo conseguido desde la muerte de Franco. Pero a partir de ahí, hemos de armarnos de una razón crítica que nos permita saber que lo presente no agota las posibilidades y no quedarnos parados alabando las virtudes del mencionado proceso. El reconocimiento a la gran tarea que trajo consigo la transición hace necesario mantener los elementos transformadores alcanzados, pero conjuntamente y precisamente como consecuencia de ello, hace necesario al mismo tiempo destacar las lagunas democráticas todavía no colmadas.

sábado, 9 de diciembre de 2006

El Mar De Tu Mirada

Un día caí en el mar de tu mirada.

Una emoción fresca y sobrecogedora inundó mi ser.

De repente me encontré en medio de una tormenta de sensaciones y emociones contradictorias.

Un nudo ahogó mi garganta, mientras buscaba incesantemente una escapatoria.

Hoy todavía vivo atrapado en esa mirada, sin hallar la salida.

Mas ya no me cuestiono por qué tú ni por qué yo,
sólo me pregunto por qué no tú y yo.