lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Cómo es el ágora de nuestros días?

Recientemente he visto la archipromocionada última película de Alejandro Amenábar: Ágora. Al salir de la sala de cine, no podía dejar de pensar que no hemos cambiado tanto en estos siglos; los seres humanos seguimos siendo, en esencia, iguales, por lo que podemos cometer, en potencia, actos tan buenos y tan malos como los que vemos en la película.
El ágora, la plaza pública, la calle, ese lugar en que las personas dialogan y discuten, está plagado hoy en día de momentos en los que la especie humana demuestra no haber sabido, querido, o podido evolucionar desde hace 2500 años. Se nos llena la boca afirmando que somos seres civilizados, que a nuestra civilización la separan siglos de evolución moral y política en relación con otras civilizaciones. Y sin embargo, a poco que se nos cruce un cretino por la calle que nos increpe o nos saque de quicio, nos sale el bicho y sacamos el garrote para ajusticiarlo.
En ese sentido, Ágora me pareció una buena película que sabe narrar bastante bien algunos aspectos de la naturaleza humana. Aspectos que, como parte de dicha naturaleza, no son fácilmente modificables u ocultables, sino que forman parte de él como ser humano. Asimismo, el filme muestra cómo muchas de las tensiones que narra siguen hoy día dando guerra en nuestras ciudades (no hay más que ver cómo en España los cristianos salen a la calle hoy como hace 20 años y 20 siglos a protestar contra avances sociales que consideran inmorales y contrarios a la voluntad de Dios, como el aborto).
Ahora bien, creo que el personaje principal daba para más. Hypatía es filósofa, cuyo único amor es por y para el conocimiento y la verdad, pero considero que el personaje se queda demasiado plano, poco profundo (quizás en el intento de hacer a Hypatía muy profunda, se consigue el efecto contrario), y en resumen, poco creíble. Poco creíble por "poco humano", es decir, que en un mundo de hombres que se comportan como bestias, haya una persona que no sólo no se comporta como una bestia, sino que posee una ciega en el conocimiento hasta el punto de negar su naturaleza animal, me parece poco creíble. Hypatía parece en la película un personaje idílico, casi divino, casi impensable como ser humano. Claro que entre 6500 millones de personas, puede existir gente así. Quizás el personaje en la película está exagerado porque lo que pretendía Amenábar era poner de relieve que existen hoy en día, como entonces, personas adelantadas a su tiempo que son devoradas por su entorno social.
Como muestra de que no hemos avanzado tanto, el vídeo de abajo es muy gráfico, y es de hace sólo 30 años en un país medianamente desarrollado como España.
"Pues nuestras derrotas no prueban sino que aún somos demasiado pocos los que luchamos contra la brutalidad y esperamos que quienes nos contemplan por lo menos se avergüencen." Bertolt Brecht, Contra los objetivos


2 comentarios:

lola dijo...

La he visto dos veces y también creo que es una muy buena película, bien hecha y rigurosa. Si hay algunos detalles, digamos no rigurosos como la edad en que murió Hipatia, ¿pero qué importa eso? si ni siquiera los historiadores se ponen de acuerdo en su edad porque no sabemos exactamente cuando nació. Tampoco sabemos con certeza su obra porque fue destruida, pero por eso mismo no nos tendría que extrañar que estuviera trabajando el movimiento de elipse puesto que ya antes que ella algún autor ya lo había hecho. Pero en la trama en general es bastante seria así como los personajes que son verídicos (exceptuando a Davo). La ambientación y vestuarios son buenísimos (por favor, fijaros en la escena en que ella da clases, las paredes, las columnas, es una gozada), así como detalles históricos, escenas donde podemos ver como eran los retretes de la época, los peinados de los niños, los vestidos, como aplaudían con esa especie de sonajeros que utilizan en el teatro, o el instrumento musical que toca Orestes para declarar su amor a Hipatia... en fin, son muchos detalles por los que me parece una película muy bien hecha y documentada. Por otro lado hay unos detalles con los que Amenábar nos deleita en su manejo magistral de la cámara. Por ejemplo cuando nos enseña en medio de una contienda un simple hormiguero y una escenas después aleja su cámara hasta el cielo para hacer un paralelismo con la gente vista desde la altura moviéndose como autenticas hormigas.... O, la escena en que entran los cristianos a la Biblioteca y la destruyen, el efecto de la cámara coloca todo boca abajo, para mí simboliza el mundo puesto patas arriba...
Yo he disfrutado mucho viéndola y la recomiendo. Ojalá se hiciera más cine con esta calidad en este país. Gracias Amenábar por tu trabajo y buen hacer, también por tu valentía, porque esta película es muy valiente.
En cuanto a las críticas que estoy viendo que dicen que es una crítica al catolicismo o cristianismo en general, creo que la gente que dice esto no ha visto la película o por lo menos no la ha visto con objetividad. Digo esto porque en la película no queda bien parada ninguna religión, porque los judíos también tienen su lado oscuro. Ni siquiera los paganos se salvan ya que aparecen como los primeros en utilizar la violencia generando una verdadera carnicería. Lo que pasa es que algunos les escuece la verdad, pero sabemos que históricamente es así como sucedió y en aquella época era muy habitual las refriegas en las calles de Alejandría. Precisamente ese es el argumento de la película el fundamentalismo religioso (de cualquier religión) en oposición a la ciencia y el saber. Creo que es un canto muy bonito a la tolerancia y el respeto hacia el que piensa o siente diferente, respeto a las mujeres, respeto a la ciencia…. RESPETO.
Al público sólo nos queda apoyar más al cine español, y no estar tan acomplejados con el cine americano donde también se hacen muchos bodrios y sin embargo son exitazos de taquilla por que se saben vender muy bien.
Un saludo.

Cranko dijo...

Creo que los dos hemos querido decir más o menos lo mismo. En la segunda parte de tu comentario, en la que reflexionas sobre la historia de las diferentes religiones, estás afirmando que no hay grandes diferencias entre esas creencias. Eso es precisamente lo que yo digo cuando señalo que Ágora es una película que "sabe narrar bastante bien algunos aspetos de la especie humana"; puesto que las religiones son un producto humano, no se puede esperar que de ellas surja un paraíso habitado por superhombres (en el sentido Nietzscheano) en el que el conflicto se haya sobrepasado porque mostrarán una verdad absoluta, sino que como tal producto contendrán, ocultarán o potenciarán todo lo bueno y lo malo que el ser humano puede dar y hacer. No existen paraisos en la Tierra, ni superhombres entre los humanos, y en eso no caben distinciones entre paganos, cristianos, judíos, musulmanes o ateos.

Siempre digo que cada entrada de este blog pretende ser una chispa para la apertura de un debate y comentarios elaborados como el tuyo se agradecen.

Saludos y gracias por comentar.