Todavía tengo tu sabor en mi boca.
Tu recuerdo no deja de mirarme, sediento de otra bocanada de amor,
pero debo partir... y partirme en dos.
pero debo partir... y partirme en dos.
Aquí sueño, en está lejana orilla, día tras día y noche tras noche,
con que nuestras dos mitades se unan algún día en un mismo destino.
El destino de los amantes infinitos, de noches de vida
y amaneceres de paz.
Allí te esperaré,
deseando encontrarte en el mismo lugar en que te dejé;
en el rincón de los besos eternos.
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