jueves, 27 de mayo de 2010

Maldición.

Maldigo los malos olores, las miradas vacías, las sienes arrugadas y las manos ásperas de sufrimiento.

Maldigo los discursos llenos de palabras vacías, las banalidades, las falsas verdades y las mentiras bonitas.

Maldigo los dolores de cabeza, los malos despertares y los arrítmicos atardeceres de los días de domingo.

También maldigo las guerras, el capitalismo y la imprescindible necesidad de levantar tu puño cada mañana.

Pero sobre todas las cosas, si hay algo que de verdad maldigo, es esta distancia que me separa de tí...

...esta maldita distancia.

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