Jordi Sevilla
Militante del PSOE
Hace poco, pudimos ver juntos en acción a Felipe González y a Zapatero en una celebración del Grupo Parlamentario Socialista. El comentario más extendido, dentro y fuera, fué:¡que diferencia entre ambos! Tomando a cada uno de ellos como paradigma del político de “antes” y del politico de “ahora”, me permito reflexionar, yo que he trabajado con ambos, sobre cómo ha cambiado la política para dar como resultado políticos tan diferentes. Aqui y en el resto del mundo. Estamos en la época de los politicos cuánticos y ello refleja unos cambios sociales más profundos.
En otras entradas he señalado cómo la política considerada en el sentido de opciones alternativas, encaminada a resolver problemas reales de los ciudadanos parece, cada vez más, cosa del pasado. Esa concepción de la política tiene consecuencias: una, que puede haber debate racional sobre problemas y soluciones, dos se puede alcanzar acuerdos, tres los partidos son instrumentos al servicio de otro objetivo que es servir a los ciudadanos y cuatro, en momentos excepcionales, aplica el interés general al que se subordinan los intereses partidistas en beneficio de los ciudadanos.
Esa es una concepción de la política heredera del Racionalismo y de la Ilustración cuyas dos ramas diferenciales han sido el liberalismo y la socialdemocracia. Y lleva a una manera de hacer política en la que importa mucho la explicación, la narración, el contar a la gente lo que pasa para que lo entienda, en apelar a su razón para que discierna entre alternativas distintas cuál considera que es la mejor. Hay problemas objetivos que resolver, la gente no es tonta, los políticos deben pelear entre ellos, en base a razones y argumentos para ganar el apoyo mayoritario de los votantes sobre unas soluciones u otras.
La nueva política no requiere de narraciones, de historias, de explicar, de contar para convencer. Basta con decir eslóganes, consignas y titulares de prensa que movilicen “a los tuyos”. Así, el discurso político, e incluso la actuación política se convierte en pequeños “quantums”: frases o medidas, aisladas, hechas para perdurar el tiempo que dura un telediario antes de ser sustituidas por otras pensadas para el próximo telediario. Esto no quiere decir que los políticos de antes no pensaran en los titulares. Pero los incluían en su relato. Ahora, no hay relato sino una sucesión de titulares y medidas en forma de esos “quantums” que dieron lugar a la teoría cuantica de la energía y la materia.
Si. Hay diferencia entre políticos de ahora y de antes. Unos cuentan cosas, mientras otros dicen eslóganes. Pero detrás de esas diferencias formales, se encierra una profunda transformación de nuestro sistema político que no es ajena a las profundas transformaciones de nuestra sociedad, de los medios de comunicación y, en general, del sistema relacional entre los ciudadanos de esta sociedad. Estas transformaciones de fondo, son las que me parecen importantes. La política, esta de la que se dicen descontentos la mayoría de los ciudadanos, es solo la punta de un iceberg. ¿Chocaremos con él? No se. De momento, voy a repasar el principio de indeterminación de la teoría cuantica. ¡Menudo verano me espera!
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