jueves, 12 de agosto de 2010

Roto.

¿Por qué se derrumba mi alma? Tan de repente, tan sin avisar… Porque no puede expresarse. Porque lleva meses callada. Porque el caparazón que he construido a mi alrededor no puede durar siempre, porque no soy un robot, porque de vez en cuando es preciso mirarse al espejo y ver al intruso que llevas contigo, pero también mirar quién hay debajo… Porque te echo de menos, echo de menos sentirme dichoso por mirarte, echo de menos tu olor y tu forma de acariciarme, echo de menos sentir… y sentirte. Te echo de menos antes de haberte echado de más, antes de poder compartir la rutina de nuestros días, antes de poder odiarte por momentos, antes de conocer tus talones de Aquiles… Mi alma te extraña en días grises como hoy, en que todo parece un simulacro macabro de lo real, que es tu sonrisa, punzante como un dolor se clava en mi memoria… ¿y todavía ríe conmigo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Alguna vez, un alma halló
el alma que la completaba.
Cuando los cuerpos se tuvieron,
olvidaron que había alma.

No llegaron a lo que dura,
y gozaron de lo que pasa.
Luego se fueron, dividieron
el caudal de su única agua.


José Hierro