Ayer martes tuvo lugar en Madrid un debate a cinco en torno a la relación entre Wikileaks y el periodismo. Para mí gusto, no pasó de ser un acto normalito, del que apenas se aprovechó el enorme potencial que podía haber tenido. Podría tacharse de contubernio gremial (todos eran periodistas) en el que se exploraron superficialmente las potencialidades y peligros del asunto Wikileaks, limitándose a verlo todo desde la óptica del periodismo (tan estrechita anoche, otrora gigantesca) y sin tener en cuenta que quienes asistíamos y los que, en último término, estamos interesados en el asunto, somos ciudadanos corrientes que no tenemos por qué tener interés concreto en el periodismo y su relación con Wikileaks. A pesar de la presencia de periodistas como Ignacio Escolar (si bien, éste sólo ejercía de moderador) o Alicia G. Montano (Informe Semanal), en ocasiones el debate se convirtió en un acto de autobombo del representante de EL PAÍS, Javier Moreno (por algo dicho periódico organizaba el acto y tiene la exclusiva de los "cables"), salpimentado con discusiones con el representante de ABC.
En resumen, se perdió una oportunidad para tender puentes entre periodismo, tan denostado en los últimos tiempos (en palabras de Assange, Wikileaks está haciendo en estas semanas más de lo que ha hecho el periodismo en los últimos 40 años), y la sociedad hambrienta de verdad, justicia e ilusión. Aquí cuelgo un extracto del evento:
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