miércoles, 27 de junio de 2012

Vergüenza (VII).

Vergonzoso que en pleno siglo XXI se sigan mostrando sin sonrojo las líneas que unen el gobierno de lo público y el terreno privado de lo religioso. Un representante público, y más aún un Ministro como representante directo del gobierno, no debería poder hacer declaraciones como estas.

Hay quien dirá que podría incluir aquí a la Secretaria General del PP, Dolores de Cospedal, famosa por salir (vestida siempre de forma rigurosa de acuerdo con la liturgia, mantilla incluida) en diversas procesiones religiosas. Sin embargo, Cospedal acude a dichas manifestaciones a título personal, como un acto propio de su vida privada, con lo que es libre de hacer lo que quiera. Lo que quiero denunciar es la permisividad que todavía hoy tiene el pueblo español con este tipo de manifestaciones en las que el gobierno terrenal tiende a ser confundido, intencionadamente, con el gobierno de lo divino. Este tipo de actuaciones no deben permitirse en un Estado aconfesional (y si se van a permitir, que modifiquen la constitución otra vez y todos Cristianos).

Supongo que si sigue pasando en España es porque nada lo impide. Quizás esto explique que a los franceses no les ocurra desde hace más de doscientos años; deberíamos importar y remozar su guillotina a ver si nosotros los conseguimos también.

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