Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
La parte mala es que lo que esos voceros del poder escupen por la televisión no es sino símbolo de una España rancia, clasista, que todavía hoy nos cuesta quitarnos de encima y cuyo discurso (de clase), por desgracia, encuentra todavía un eco resistente en muchas personas. Son aquellos individuos que, voluntaria o involuntariamente, se entregan a ese cáncer que Anguita denominaba “pereza intelectual” y se muestran encantadas a que la política se la hagan desde arriba.
La parte buena es que eso ya lo sabía Cañamero hace años, como relata en este extracto de la entrevista, por lo que ya entonces se dedicaba a denunciar la televisión como herramienta de dominación social. No en vano, el sociólogo Pierre Bourdieu dedicó parte importante de su obra a estudiar la relación entre el Poder y la dominación que se ejerce a través de los medios de comunicación.
Dudo que a través de mofas infantiles le puedan hacer daño de algún tipo a él o a todos los que sabemos lo que es ser estigmatizados por nuestra estética (rastas, coleta, etc.) o por defender con coherencia e integridad unas ideas determinadas.
Cabalgamos en todas direcciones en pos de alegrías y negocios; pero siempre ladran detrás y ladran con todas sus fuerzas. Quisieran los gozques del establo acompañarnos todo el tiempo, pero el ruidoso sonido de sus ladridos sólo demuestra que cabalgamos.