Fragilidad del silencio, fragilidad de la calma, fragilidad de la vida, fragilidad del amor, de la memoria, de la fe, del contrato de trabajo, de nuestra voz... todo es frágil, dotado de una extrema debilidad que en cualquier momento nos puede dejar solos. Y sin embargo nos esforzamos en crearnos una ficticia seguridad mental. Para no volvernos locos, para tener valor de enfrentarnos a la incertidumbre.
Otras cosas no son tan frágiles: el miedo, el rugido de los cañones, la oscuridad, el ruido, el temor a estar sin ti, las fronteras de acero para hombres y de humo para el capital, la rutina... tantas cosas.
Yo soy frágil como un cristal si el recuerdo se va y ya no ríe conmigo. Necesito pensar que quizá no sea tan frágil tu costumbre de amarme, mi fe, tu voz y tu memoria, quizá no sea indestructible el trueno del fusil, tanto dolor, la burbuja que encierra este grito y este temor, a saberme perdido, a perderte y perder la razón.
Otras cosas no son tan frágiles: el miedo, el rugido de los cañones, la oscuridad, el ruido, el temor a estar sin ti, las fronteras de acero para hombres y de humo para el capital, la rutina... tantas cosas.
Yo soy frágil como un cristal si el recuerdo se va y ya no ríe conmigo. Necesito pensar que quizá no sea tan frágil tu costumbre de amarme, mi fe, tu voz y tu memoria, quizá no sea indestructible el trueno del fusil, tanto dolor, la burbuja que encierra este grito y este temor, a saberme perdido, a perderte y perder la razón.
2 comentarios:
De vez en cuando me gusta recuperar esta publicación y leerla de nuevo. Es breve y concisa pero muy directa. Gracias.
Cuando quieras podemos discutirla, explorarla, desarrollarla... ¡que ya tiene sus años! Además, en compañía parece más fácil no perder la razón :)
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