Varios días me ha costado reaccionar de manera inteligible y razonable ante los hechos que se suceden en el panorama político nacional. Días en los que hemos podido disfrutar de una manifestación multitudinaria (con su correspondiente guerra de cifras de asistentes) de la ultraderecha, un concierto de rebuznos cavernícolas en el Senado, y una mala, deprimente actuación del Gobierno. Deprimente por varias razones; todos sabemos que el PP esta llevando a cabo una estrategia de "todo vale" desde hace poco más de 3 años, la cual la mayoría de analistas políticos consideran inmoral, injusta y peligrosa por lo que puede conllevar. Cabía esperarse de la derecha esta estrategia. Del mismo modo, lo que no puede negarse es que el PSOE está llevando asímismo una estrategia política apoyada en la del PP. Nadie duda que el PSOE tiene capacidad suficiente para haber abordado el tema De Juana Chaos de otra manera (podría "incluso" haberlo explicado alegando argumentos jurídicos muchísimo más concretos que las supuestas razones humanitarias cuchicheadas por Rubalcaba la semana pasada). En cambio nos encontramos con que, para responder a la ofensiva del PP, en lugar de utilizar argumentos y explicaciones razonables, el PSOE se ha apuntado al juego de "yo la tengo más grande"; se ha dedicado a investigar y exponer en el Congreso excarcelaciones llevadas a cabo por ministros del PP entre 1996 y 2004, ha editado un nuevo vídeo para echar más mierda sobre el adversario político, y como respuesta a la manifestación del sábado pasado se plantea una contramanifestación el sábado que viene para demostrar "de quién es la calle".... Señores, esto no es Política (con "P" mayúscula), ¡esto es política de cervecería!
Técnicamente, podría decirse que los partidos políticos se han salido del campo político, y se encuentran inmersos en el campo de las estrategias de poder. Es decir, están en guerra, y aspiran unos a conservar el territorio de las instituciones de poder y otros a anexionárselas. La próxima batalla, el miércoles en la Sesión de Control al Gobierno en el Congreso de los Diputados.
Carece de toda coherencia que el PSOE acuse de calumniador y crispador al PP por hacer demagogia con la supuesta rendición del Estado al aplicar prisión atenuada a De Juana Chaos, y al mismo tiempo vierta las mismas acusaciones sobre los anteriores gobiernos de Aznar haciendo listas de etarras excarcelados en aquéllos mandatos. En resumidas cuentas, la gestión del PSOE no está siendo correcta, desde un punto de vista político. Sin embargo, si nos esforzamos en plantearlo desde el prisma de la lucha por el poder, conseguiremos captar una mayor lógica en todo esto; la crispación podría decirse que fue planteada de inicio por el PP. Sin embargo, son ya 3 los años que ésta campa por el marco político español, y todos sabemos que 2 no se pelean si uno no quiere. Cabe pensar entonces, que esta situación beneficiará pues a ambos contendientes. Al PP le va bien lo de pegar y al PSOE el papel de víctima. No queda espacio aquí para programas, idearios e ideologías, que quedan como simples herramientas al servicio de quien quiera utilizarlas en su particular batalla por el poder.
Y mientras, se esconden espinosos temas para los partidos, como el escándalo urbanístico, las tropas en Afganistán, el abandono al pueblo Saharaui frente a la ambición anexionista de Marruecos, las cesiones a la Iglesia, la vergonzosa Ley de la Memoria Histórica... vergüenza de un partido que le gusta decirse de izquierda (sobretodo a Zapatero, que se llena la boca autocalificándose de rojo), aunque de facto no deja de ser el mismo perro con distinto collar.
Ante todo esto, ¿alguien se extraña de que la gente piense que los políticos son unos malvados rufianes y mentirosos? ¿Realmente alguien se extraña de que un 80% de los jóvenes españoles "pasen" absolutamente de la política?
Ahora bien, todo esto no queda dicho en un alarde de pensamiento conformista y complaciente, que nos permita a la gente de a pie quedarnos tranquilitos pensando que son los políticos los únicos responsables de esta ruinosa situación política. Nada más lejos. Sin duda, si los que afirman ser nuestros representantes políticos están así, es porque nosotros, el pueblo, se lo estamos permitiendo. No cabe aquí echar la culpa a los políticos, pues éstos son el reflejo de la sociedad. ¿O a alguien le cabe alguna duda de que si se cambia a los políticos "crispados", los sustitutos no actuarían de similar manera? El problema no es de las élites políticas; el problema lo tenemos todos los que permitimos que esto ocurra. Todos los que se limitan a culpar a los políticos y todos los que no hacen nada por que la situación cambie. Y para que esto cambie hay que mover el culo, pero esto no es esperar a las elecciones para ver qué votamos o dejamos de votar. Mover el culo es hablar, despertar el pensamiento crítico, debatir, organizarse, movilizarse. Es necesaria una movilización popular, al margen de los partidos políticos, que exija a los políticos un cambio en su manera de actuar. Es éticamente irrenunciable la necesidad de movilizarnos por un cambio urgente en la situación política, sacando a la luz los verdaderos problemas que nos atañen, que no son pocos.
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