lunes, 5 de noviembre de 2007

Problemas en la Universidad Pública

Ante todo, quiero dejar claro que este escrito no debe ser confundido con aquel tipo de alegatos en el que se pone verde a la universidad pública, como al resto de lo público, y se ensalza lo privado al más puro estilo TINA hasta caer en la demagogia y revolcarse en el cinismo. Ni eso ni todo lo contrario.

Simplemente trato de sacar a la luz, y relatar, aspectos que a mi juicio enturbian el buen funcionamiento de la universidad pública española, que he venido constatando y en cierto modo sufriendo a lo largo de mi experiencia universitaria. Esto es visible de manera flagrante cuando se comprueba que hay alumnos en 4º y 5º curso que ni siquiera saben expresarse por escrito en los trabajos que realizan (no estamos hablando de que debieran tener conocimientos profundos, sino simple y llanamente de una capacidad de utilización mínimamente correcta del castellano en alumnos españoles).

Son muchas las personas relacionadas con la universidad (alumnos y profesores) que, aun siendo partidarios de lo público, consideran malo y contraproducente el actual modelo de educación superior. Habiendo asistido a un debate acerca de este tema, cabría decir que las argumentaciones se alineaban en torno a dos líneas principales, los que culpan al sistema y los que culpan a las personas (profesores y alumnos que lo sostienen).


Por un lado, hay algunos defensores de que el problema se encuentra en el sistema, en el hecho de que no sea obligatoria la asistencia, lo cual dejaría demasiada libertad a los alumnos que, pobrecitos ellos, serían víctimas de la tentación de no asistir a clase para poder dormitar y vaguear a lo largo y ancho del día, pudiendo echar luego la culpa al sistema, que no les obliga a ir a clase, como si fuera su papá o su mamá.
En mi opinión esta argumentación no sería correcta, puesto que el sistema actual está pensado, en parte, para que aquellos alumnos que tengan o quieran compaginar sus estudios con su trabajo, puedan hacerlo.

Acercándonos hacia un enfoque psicológico, cabría decir que el problema de muchos alumnos de la universidad pública es su mala “concienciación” a la hora de elegir una carrera y de asistir a clase; cuando una persona se toma una carrera estrictamente como un medio para conseguir un trabajo futuro, esa persona está menospreciando la posibilidad de aprender algo de conocimiento real en sus estudios, ya que estará únicamente preocupada de cumplir los objetivos necesarios para obtener el título que le permitiese obtener, en teoría, el trabajo. De ese modo, estos individuos se acaban convirtiendo en parásitos del sistema, y a la larga, acaban perjudicando a todos los que en él intervenimos.



Todo esto puede verse tanto en profesores como en alumnos, ¿quién no conoce algún profesor que permita aprobar a sus alumnos con sólo asistir a clase y firmar un papel? Si a ello le juntamos hordas y hordas de alumnos apáticos y medio vagos que gracias a la libertad de elección de profesor se hacinan en clases de profesores-parásito, encontramos que el nivel de los alumnos que salen titulados de la carrera es alarmantemente malo, dado que tan sólo saben asistir a sitios y firmar en papeles. Y lo peor es eso, que aprueban mientras que existe (todavía) una minoría que sí que está motivada e interesada en adquirir conocimientos reales en su carrera.

Así pues, nos encontramos que estos alumnos y profesores parásito, perjudican al sistema educativo de tres maneras:

Ø Bajan el nivel de los estudios, desprestigiando el sistema de enseñanza, las carreras universitarias y a la sociedad estudiantil y no estudiantil en su conjunto.

Ø Desmotivan a los alumnos que en un principio estuvieron motivados en aprender e investigar, pero que, al ver cómo otros aprueban sin esfuerzo, acaban optando por la vía rápida.

Ø Son los máximos detractores de la enseñanza pública, en la que encuentran todos los fallos posibles con tal de justificar su falta de motivación y su ignorancia.


Seguramente sea esta una opinión sesgada, en defensa de algo, la universidad pública, que considero mi propia casa y que creo que es ampliamente mejorable en diversos aspectos, pero en mucha mayor medida defendible en muchos otros. El sistema no es perfecto y no funciona de manera plenamente eficaz y eficiente, pero no por ello se deben bajar los brazos y alabar el sistema privado como solución para esos problemas. Tiempo hay, y habrá, de ver los cambios que se introducen en este aspecto con el tan bien ocultado Plan Bolonia, tan esperado por el sector privado.




Mientras, los hay que consideramos que tan sólo ejecutando algunas reformas en el sistema público de educación (especialmente en el profesorado) y llevando a cabo campañas de concienciación e información de los alumnos, que eviten la actual apatía e ignorancia acerca de lo que se estudia y el objetivo para el cual se estudia, se lograrían solventar la mayoría de problemas de los que adolece la universidad pública, y se dejaría sin excusas a muchos de sus detractores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de comentar mi visión sobre alguna de tus observaciones, decirte que me gusta bastante lo poco que he visto, de momento, del blog. Enhorabuena.
Soy estudiante de 5º de Periodismo, y ya son 5 los añitos que he pasado por los pasillos de la "bella" facultad de Ciencias de la Información.
Por desgracia, te puedo asegurar que durante mis primeros 4 años, he pasado con más pena que gloria por las aulas de la facultad, pensando en aprobar en Junio, y con el fin de semana en la cabeza. Sin embargo, creo, he tenido la suerte de comenzar a ver las cosas de manera diferente desde hace un año, y me doy cuenta de cosas que antes me eran totalmente indiferente.
Es cierto que hay muchos, muchísimos alumnos que pasan por la universidad pensando en aprobar cada examen, y sin meditar lo que han aprendido o no. ¿Por qué?
1)conformismo.
2)falta de motivación.
3)ausencia de incentivos para los mejores estudiantes.
4)la mayoría de las asignaturas se evaluan con un examen. Los alumnos consiguen los apuntes, y a correr. Y en este caso mucho culpa es del profesorado. Muy pocos son los docentes que piensan en poder mejorar los conocimientos de sus alumnos. Y un número menor, son los que lo piensan, y son capaces de hacerlo posible.

Por otra parte, tengo en mente comenzar el año que viene Ciencias Políticas, y viendo que has estudiado, o sigues estudiando esta carrera, no puedo evitar la tentación de preguntarte. ¿Merece la pena?. Espero poder participar más asiduamente en tu blog.
Arduck

Cranko dijo...

Hola Arduck, me alegro de que te guste el blog, y me alegra poder contar con tu punto de vista sobre este asunto.

Qué voy a decirte de políticas, siendo yo un enamorado de la misma. Bueno, enamorado, pero con matices. Sé que adolece de muchos fallos la carrera: profesores que llevan décadas "chupando del bote", alumnos que pasan los años y te preguntas qué hacen realmente estudiando esto... en fin, algo parecido a lo que ocurre en tu facultad y en tu carrera. Pero todo ello no hace que me arrepienta de haber estudiado Ciencias Políticas, dado que creo que me ha aportado mucho y, con su s más y sus menos, siendo mejorable en muchos aspectos y partiendo de una perspectiva crítica, aún así, creo que merece la pena estudiarla. Pero repito, qué te voy a decir yo. Como contrapartida, y pese a todo lo que me gusta la carrera, al final de los cinco añitos, creo que estaré como tú ahora mismo, pensando qué más estudiar porque no tendré salida profesional. Pero bueno, de momento, a difrutar lo que queda y después ya se verá.

Espero verte de nuevo por aquí.

Cranko