viernes, 1 de febrero de 2008

¡Crisis! ¡Horror! ¡Hecatombe!

Se veía venir. No cabe otra afirmación. Mucho antes de que aparecieran los primeros síntomas de desaceleración en Estados Unidos. El descontrol financiero, la mercantilización sin límites, el enorme desequilibrio entre valor real y valor de mercado, el crecimiento insostenible basado en la especulación sin que se de un crecimiento de la riqueza real. El capitalismo desbocado, en fin. No nos debe extrañar, ni amargar, la etapa de crisis que acabamos de estrenar.

No nos engañemos, los grandes beneficiados de la época de aproximadamente 12 años de bonanza económica que estamos dejando atrás, no somos la gente de a pie, sino aquellos que se ganan la vida especulando, negociando y corrompiendo para lograr la maximización de su beneficio individual. Son los que invaden Estados, los que sangran países enteros vaciando sus reservas de capital.


La calidad de vida lleva años en declive. Los salarios reales medios bajan (suben muchísimo los más altos y bajan los más bajos), crece la precariedad laboral, se hace necesario el pluriempleo, crece el número de esclavos del capital. La gente normal, la mayoría de la sociedad lleva años viviendo cada día más angustiada, más explotada y al mismo tiempo más dormida, y distraída con necesidades y bienes totalmente artificiales, mientras las élites del sistema amplían su beneficio.
A nosotros nos arrastrará la crisis, pero es que llevamos años en crisis para que las clases pudientes no lo estén. Hay que romper la baraja. No debemos caer en el desasosiego. Es el momento de movilizarse para dar la vuelta a los desequilibrios presentes, de salir a la calle a denunciar la subida de precios y el estancamiento de los salarios desde hace años(el salario medio a crecido este año muy por debajo de los precios, ¿alguien se ha movilizado por esto? Al parecer aquí lo único que importa es que España no se rompa por culpa de los separatistas, o que el rojo de Zapatero no se le ocurra dejar de hacer caso a la Iglesia). Cabe señalar aquí una paradoja a mi modo de ver sangrante, irritante e insultante: España lleva años siendo el país de la Unión Europea con mayor crecimiento. Bien, y ¿alguien lo ha notado en su salario? ¿Dónde está esa lluvia de millones? Recomiendo la lectura de un artículo de EL PAÍS del pasado mes de junio (http://www.elpais.com/articulo/economia/salario/real/medio/ha/bajado/anos/pese/fuerte/crecimiento/economico/elpepueco/20070624elpepieco_1/Tes) en el cual se afirma que el salario real no sólo se ha estancado, sino que ha descendido en los últimos 10 años - casualmente, los años de mayor bonanza económica-, caso único en toda la OCDE.


España se postula como principal candidato de Europa para liderar la crisis, que no se quedará en desaceleración, sino que debido a las características de su crecimiento (un crecimiento frágil, basado en la especulación inmobiliaria de los últimos años – en un artículo del Diario Público de ayer se afirmaba que desde 1998, se han construido en España el doble de viviendas de las necesarias-), tendrá que afrontar un período de recesión, es decir, crecimiento negativo y pérdida de riqueza. Ya lo señalaba Le Monde Diplomatique hace unas semanas, al afirmar que en caso de que Estados Unidos caiga en una tendencia especialmente negativa, España sería el país de la Unión Europea que más lo notaría, dada la fragilidad y virtualidad de su crecimiento de los últimos años, que además no se ha visto acompañado de una fuerte inversión desde Madrid, para tratar de reducir esa fragilidad.
Y mientras tanto, en el telediario nos preocupamos de si Aguirre y Gallardón se saludan o se lían a mamporros...

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