miércoles, 5 de marzo de 2008

El mito del voto útil


Javier Ortiz
Público

Mariano Rajoy está en la misma onda que confesó Gabriel Elorriaga, su jefe de propaganda: la actual táctica electoral del PP busca desanimar a una parte de los potenciales votantes del PSOE, restregándoles algunos asuntos conflictivos, como la situación económica, la inmigración y las “cuestiones nacionalistas”, para que el 9-M estén deprimidos y no voten.

Rajoy parte de que la gente que se distancia del PSOE sólo puede hacerlo porque le disgusta que Zapatero esté demasiado escorado a la izquierda; no por la razón opuesta. Sin embargo, hay bastantes que critican la pusilanimidad de los socialistas en los más variados terrenos, incluyendo los tres citados.

Esa posición crítica no tiene por qué traducirse en abstención. Puede llevar a respaldar otras opciones políticas menos agarrotadas por el respeto reverencial a los poderes fácticos locales o internacionales.

Son muchos los que afirman que esa “dispersión del voto” beneficiaría en todo caso al PP. Falso. Para empezar: quienes votan de acuerdo con sus preferencias no dispersan nada; concentran su voluntad en la dirección deseada. Además, con cierta frecuencia abren posibilidades que de lo contrario quedarían cerradas. Es un hecho que el traslado de una parte del voto tradicional de una candidatura modesta (IU, por ejemplo) a otra mayor (PSOE, por ejemplo) hace que a veces el minoritario pierda recursos que no gana el importante. Ese peligro existe ahora mismo en el País Valenciano, donde EU-IU puede perder su representación sin que ello beneficie al PSOE, sino al PP. No sería nada novedoso: en Valladolid ya han vivido esa experiencia.

Rodríguez Ibarra pide el voto para Zapatero para que forme Gobierno “sin depender de los nacionalismos insolidarios”. La vieja guardia del PSOE está repleta de seudofederalistas que, como pasen un solo día sin proclamar su fervoroso españolismo frente al Maligno Desmembrador, enferman. No me extraña que, cuando Rajoy quiere dar lecciones de patriotería, los cite sin parar.

Ojalá Zapatero deba pactar de nuevo, a semejanza de la anterior legislatura. Eso lo alejará de la obsesión monotemática de los Rodríguez Ibarra y compañía.

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