miércoles, 30 de julio de 2008

La ¿muerte? de un símbolo, y algo más...


Este año será el primero desde la legalización del PCE hace 31 años en que no se celebre la tradicional Fiesta anual del partido.

Tras los últimos años de subida de precios de las entradas (por razones como la resistencia creciente del Ayuntamiento de Madrid a alquilar terrenos para la celebración de la Fiesta), disminución de la calidad de los grupos de los conciertos (por el enorme incremento del caché de los artistas, que hacía difícil competir con otros festivales), mengua de la participación y del compromiso político (ante el auge de dificultades, el compromiso y la voluntad suplían con éxito las carencias y dificultades materiales), intervención de entidades como el Corte Inglés en la distribución de las entradas (lo que motivó el vertido de múltiples críticas), y un largo etcetera que no entraré aquí a detallar, hace dos semanas salía a la luz la drástica decisión de suprimir la Fiesta de este Septiembre a través de un comunicado de la Comisión Federal de la Fiesta y de la Comisión Permanente del PCE. En este comunicado, la organización explica las razones multiples y diversas que han motivado la toma de esta decisión radical, aunque casi inevitable, así como también se habla de una posible celebración de la misma en la próxima primavera de 2009.

Visto lo visto, y dado el actual panorama político, la supresión de esta Fiesta del PCE no es sino una consecuencia lógica de una gravísima crisis de la izquierda a escala mundial, pero con especial virulencia a escala nacional. A pocos conocedores de la situación actual les habrá pillado por sorpresa. Se trata de un símbolo más (uno de tantos) que cae en la actual dictadura del capital desbocado. La pregunta es ¿por qué esta pasividad general?
Este año será recordado como un año poco o nada conflictivo en relación a los cambios que ha habido; el 1º de mayo ha dejado de ser festivo y no ha habido protestas importantes, se ha aprobado en Europa al ley de 65 horas laborales semanales y no ha habido manifestaciones de envergadura, se ha aprobado la directiva europea de expulsion de los inmigrantes y más de lo mismo...nadie ha hecho nada. Los únicos que han salido en los telediarios han sido los camioneros que se lanzaron a la huelga en junio. ¿No será eso una pista sobre el camino a seguir?
Es tiempo de acción. La izquierda no puede perder más energías reflexionando en la inoperancia. Cualquier persona de izquierdas no puede sentirse hoy con la conciencia tranquila viendo como se caen en silencio las hojas de ese arbol de conquistas sociales que tanta sangre, sudor y lágrimas ha costado plantar y hacer crecer desde el siglo XIX. A ese sentimiento y esa conciencia de izquierdas debemos apelar para dar un paso al frente en reivindicación de un modelo socio económico diferente del que se nos trata de imponer cada día.

martes, 29 de julio de 2008

Cama roja

Las voces del pasado dicen que nos enrolemos en una opción política,
y que esta juventud casquivana se disipa a sí misma entre el alcohol y la melancolia.
Yo quisiera luchar en contra del capitalismo,
pero veo al pueblo comunista,
tantos años pasando el hambre de la esperanza para rendirse al becerro de oro.
Cuando veo tus ojos, son mi '68,
lo demás ya no existe, tú lo haces mentira,
son demasiado hermosos para ser de derechas,
compromiso político y amor adolescente.
Que más da que no sea roja la cama,
creo que sera suficiente,
así serán nuestros sueños,
tan rojos que un día seremos valientes.
La sábana en la ventana,
para que todos la vean,
y nuestra cama tan roja,
la cama tan roja,
el ocaso sobre la marea.
Tan sólamente creo en la belleza de tu cuerpo,
que se marchita al ritmo de la caja del reloj,
no empuñaré más rifle que mi sexo tan pequeño
para traerte de nuevo a mi lado.
Ojala no pienses que mi desengaño es pereza,
mi memoria me demuestra lo estéril de la lucha burocrática.
Pienso que tras las grandes revoluciones racionales,
se restaura sonriendo el orden anterior.
Y los que murieron a manos de rebeldes,
pudieron engendrar a ese mesías que ya no viene.
Así que déjame decirte que entre lo malo y lo peor,
no elijo nada, y sigo soñando...
Cuando veo tus ojos, son mi '68,
no pueden hacer nada frente a un Colt 45.
Tengo unas figurillas, que nos e venden nada,
pero son tan hermosas que ya no me da miedo,
tampoco a tí...
Con hacer roja la cama,
creo que será suficiente,
así serán nuestros sueños,
tan rojos que un día seremos valientes.
La sábana en la ventana,
para que todos la vean,
y nuestra cama tan roja,
la cama tan roja,
el ocaso sobre la marea.
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* Letra de la canción Cama Roja, de Juan Antonio Canta.

En defensa propia

De sobra es conocida, y si no lo es debería serlo, una de las labores propias de un político, que es la defensa de lo público, lo que es propio de la sociedad, la propiedad pública. Ello incluye la prestación de unos adecuados servicios públicos que satisfagan correctamente las demandas de la sociedad. El problema de los tiempos actuales, es que algunos y algunas miembros y miembras de la clase política, se están ocupando (y no precisamente a escondidas) de implementar políticas de desprestigio de lo público y de potenciación de lo privado.

¿En qué se traduce esto? Pues se traduce en una desestructuración y desmantelamiento de los servicios públicos*, tales como la sanidad o la educación. Se trata de un ataque sin precedentes al Estado de bienestar que tan pocos años lleva en funcionamiento en España (en relación con otros países de nuestro entorno europeo). Pese a esos 30 años de retraso que España tiene con respecto a países como Francia o Alemania, los políticos españoles, procedentes tanto del Partido Popular (su principal artífice en esta batalla contra lo público es, cómo no, Esperanza Aguirre) como del Partido Socialista Obrero Español (bajo su frágil barniz de izquierdas del que ya sólo queda el rojo de su emblema, se esconde un partido perdido entre varias tendencias; una fiel a la social-democracia europea, otra nostálgica de una pasada pseudo-izquierda, y otra seguidora de ese irritante derechismo de barones como Ibarra o Bono) no dudan a la hora de ponerse de acuerdo en la implementación de políticas no sólo de debilitación y destrucción de los servicios públicos, sino de venta de los mismos al mejor postor a empresas privadas.

Ante esta falta de la clase política a su deber de defensa de lo público (que en algunos casos, como en el de Esperanza Aguirre, llega a convertirse en una actuación descarada en pro del ámbito privado aprovechando su posición de poder), cabría preguntarse qué es lo que debe hacer la sociedad. Dejando a un lado la falta de interés que tiene la mayor parte de la misma en ocuparse de estos asuntos (que es precisamente de lo que se aprovecha la clase política para vender el futuro de sus ciudadanos), cabría plantearse la puesta en marcha de acciones que equilibren la balanza. Si lo políticos atacan lo público e impulsan lo privado, la sociedad debería atacar lo privado para que, por lo menos, no pueda sacar ventaja de ese desmantelamiento de lo público. Se trataría, pues, de equilibrar la balanza aunque sea por métodos poco elegantes. Y si, además, pasáramos factura política y jurídica a nuestros políticos… ¿no podríamos argumentar que estamos actuando en defensa propia?

Perdonad mi inocencia… se que nada de esto ocurrirá. Sé que por muy mal que vaya la economía, por muy mal que funcionen nuestros servicios públicos, nadie moverá un dedo. Ahora eso sí, como sigamos siendo los primeros en tantos deportes, no tardaremos mucho en promover manifestaciones por toda España en apoyo a los cojones que tenemos por el mero hecho de ser españoles. Este escrito ha sido tan sólo una ensoñación, un pequeño regalo que me he hecho por mi cumpleaños, soñando con una sociedad mejor, con una conciencia digna de lo común. En fin, ya se sabe, soñar es gratis y es cierto lo que dijo aquel:

El hombre es un dios cuando sueña, y un mendigo cuando reflexiona.
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* Falta de presupuesto, los fondos públicos que hay se malgastan desviando ciudadanos al ámbito privado que eleva el coste del servicio, falta de personal, gasto millonario en publicidad, etc.

miércoles, 2 de julio de 2008

"España la mejor"


Agustín Velloso
Rebelión

Poco antes de la medianoche pude escuchar pitidos de coche, silbidos, gritos y una algarabía general que iba en aumento. Ya está, me dije, tanto follón sólo puede ser que se ha proclamado la república.

Pongo la radio y casualmente oigo al monarca referirse a España con un tono excitado. Demasiado contento, pienso. Una cosa es que acepte la situación y que diga incluso que “hemos sufrido, pero ha merecido la pena, me alegro por todos, por el equipo y por España entera”, pero que él también se alegre me extraña bastante.

La dejo y salgo a la calle enseguida a ver si así salgo de dudas. El revuelo es tremendo. Los que no conducen coches a toda pastilla van corriendo en grupos por la calle. Lo que veo me hace caer en la cuenta de que me ha tocado en el bando nacional: todas las banderas que se ondean son rojigualdas.

Un momento después los cantos, los gritos y los abrazos me hacen descartar lo que pensaba. Entonces pregunto a unos que si es que han bajado las hipotecas, subido los salarios, aumentado el gasto social. Me miran con cara de lunáticos y se van agarrados a sus botellas.

Le pregunto a otro con una apariencia más serena si es que celebran la disolución del ejército y que todos sus gastos vayan a pasar a pensiones, sanidad, educación e investigación y me contesta que a quién le importa eso, que España es la reina de Europa.

Al que lleva la bandera más grande le pregunto si es que hemos salido de la OTAN, si han vuelto para siempre las tropas de Afganistán y Líbano, si hemos renunciado a la directiva de la Unión Europea sobre emigración, pero no me escucha, los gritos de viva España, España la mejor, España campeona, no dejan oír -ni seguramente pensar- otra cosa.

Llamo al psiquiatra para que me haga un reconocimiento y me contesta que si estoy loco, que cómo se me ocurre llamarle en mitad de la fiesta.