Este año será el primero desde la legalización del PCE hace 31 años en que no se celebre la tradicional Fiesta anual del partido.
Tras los últimos años de subida de precios de las entradas (por razones como la resistencia creciente del Ayuntamiento de Madrid a alquilar terrenos para la celebración de la Fiesta), disminución de la calidad de los grupos de los conciertos (por el enorme incremento del caché de los artistas, que hacía difícil competir con otros festivales), mengua de la participación y del compromiso político (ante el auge de dificultades, el compromiso y la voluntad suplían con éxito las carencias y dificultades materiales), intervención de entidades como el Corte Inglés en la distribución de las entradas (lo que motivó el vertido de múltiples críticas), y un largo etcetera que no entraré aquí a detallar, hace dos semanas salía a la luz la drástica decisión de suprimir la Fiesta de este Septiembre a través de un comunicado de la Comisión Federal de la Fiesta y de la Comisión Permanente del PCE. En este comunicado, la organización explica las razones multiples y diversas que han motivado la toma de esta decisión radical, aunque casi inevitable, así como también se habla de una posible celebración de la misma en la próxima primavera de 2009.
Visto lo visto, y dado el actual panorama político, la supresión de esta Fiesta del PCE no es sino una consecuencia lógica de una gravísima crisis de la izquierda a escala mundial, pero con especial virulencia a escala nacional. A pocos conocedores de la situación actual les habrá pillado por sorpresa. Se trata de un símbolo más (uno de tantos) que cae en la actual dictadura del capital desbocado. La pregunta es ¿por qué esta pasividad general?
Este año será recordado como un año poco o nada conflictivo en relación a los cambios que ha habido; el 1º de mayo ha dejado de ser festivo y no ha habido protestas importantes, se ha aprobado en Europa al ley de 65 horas laborales semanales y no ha habido manifestaciones de envergadura, se ha aprobado la directiva europea de expulsion de los inmigrantes y más de lo mismo...nadie ha hecho nada. Los únicos que han salido en los telediarios han sido los camioneros que se lanzaron a la huelga en junio. ¿No será eso una pista sobre el camino a seguir?
Es tiempo de acción. La izquierda no puede perder más energías reflexionando en la inoperancia. Cualquier persona de izquierdas no puede sentirse hoy con la conciencia tranquila viendo como se caen en silencio las hojas de ese arbol de conquistas sociales que tanta sangre, sudor y lágrimas ha costado plantar y hacer crecer desde el siglo XIX. A ese sentimiento y esa conciencia de izquierdas debemos apelar para dar un paso al frente en reivindicación de un modelo socio económico diferente del que se nos trata de imponer cada día.