Último discurso de Manuel Azaña
Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
jueves, 30 de octubre de 2008
Azaña, como tantos, mejor tratado en Francia que en España
Último discurso de Manuel Azaña
martes, 28 de octubre de 2008
Y tras la comparecencia en la Audiencia...
He de aclarar que mi interés por la situación que se ha creado en torno a este sujeto, el señor Barroso, Alcalde de Puerto Real, no viene creado por su figura como político -no conozco su labor como alcalde, ni parece a primera vista ser uno de los grandes de la política de nuestro país ni especialmente dotado de capacidad retórica-, sino por la situación de la que se ha erigido símbolo. Hay que reconocerle a este señor su valentía y el significativo hecho de que ha sido capaz por primera vez en mucho tiempo, de abrir el debate sobre la monarquía en los medios de comunicación. Y ojo, no le han dedicado largos minutos en cualquiera, sino en la mismísima TVE. Merece la pena, pues, echar un vistazo a este caso, por ser pionero no en lo que dice Barroso, sino en la audiencia que se le presta en los medios de comunicación, dejandole espacio para exponer sus tesis. Esperemos que siga largo tiempo dando caña.
viernes, 24 de octubre de 2008
lunes, 20 de octubre de 2008
domingo, 12 de octubre de 2008
Volviendo a la vaca fría
No se concluya de lo que acabo de decir que estoy contra la existencia de partidos: yo mismo soy miembro de uno. No se piense que aborrezco parlamentos y diputados: los querría, a unos y otros, mejores en todo, más activos y responsables. Y tampoco se crea que soy el providencial creador de una receta mágica que permitiría a los pueblos, de ahora en adelante, vivir sin tener que suportar malos gobiernos y perder tiempo con elecciones que pocas veces resuelven los problemas: me niego a admitir que solo sea posible gobernar y desear ser gobernado de acuerdo con los modelos supuestamente democráticos en uso, a mi ver, pervertidos e incoherentes, que no siempre con buena fe cierta especie de políticos intentan convertir en universales, con promesas falsas de desarrollo social que apenas consiguen disimular las egoístas e implacables ambiciones que las mueven. Alimentamos los errores en nuestra propia casa, pero nos comportamos como si fuésemos los inventores de una panacea universal capaz de curar todos los males del cuerpo y del espíritu de los seis mil millones de habitantes del planeta. Diez gotas de nuestra democracia tres veces al día y seréis felices para siempre jamás. En verdad, el único verdadero pecado mortal es la hipocresía.