Habla Warren Buffett, la tercera mayor fortuna del planeta: “Los ricos deberíamos pagar más impuestos”. “Nos va mejor que nunca”,admite en una reciente entrevista el mismo inversor multimillonario que denunció, hace unos años, que su secretaria pagaba, proporcionalmente, más impuestos que él.
Buffett habla de Estados Unidos pero su mensaje es exportable. A España, sin ir más lejos, donde el Impuesto de Sociedades está hoy más bajo que nunca, se ha eliminado el Impuesto de Sucesiones y las grandes fortunas siempre pueden contar con las SICAVs; donde los inspectores de Hacienda denuncian, desde hace años, que los pequeños y medianos empresarios declaran de media menos ingresos que los trabajadores o los pensionistas. A Europa, donde la desigualdad económica ha crecido casi con la misma fuerza con la que hoy se recortan los derechos sociales. A Irlanda, ese ejemplo liberal, donde los ciudadanos tendrán que pagar durante años las pérdidas de inversores privados: de bancos ingleses, franceses y alemanes; unos países que, para mayor sarcasmo, también se lucrarán del salvamento de su propio sistema financiero con unos préstamos que Irlanda devolverá con intereses. La gran banca es así: capaz de hacer negocio incluso de su propio rescate.
Escucho a Eric Cantona, el futbolista, que habla de la revolución: “No creo que podamos ser felices con semejante miseria a nuestro alrededor”. Cantona propone retirar el dinero del banco a modo de protesta. Decenas de miles de personas respaldan su plan en las redes sociales. Es sólo un primer síntoma, tal vez pueril, de una tendencia más grave. El sistema financiero está logrando lo imposible: que hasta los futbolistas y los multimillonarios se vuelvan antisistema.
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Respecto a lo de Cantona, añado:
Su llamada a la revolución resulta un ejemplo pueril, básico, primario y quizás incluso frívolo, pero un ejemplo sintomático del cabreo de la peña.
Me parece preocupante que un futbolista tenga que salir, convertido en líder revolucionario ante la flagrante carencia de líderes no ya políticos sino morales, a llamar a combatir a los bancos el próximo 7 de diciembre. Un error muy peligroso estamos cometiendo todos (los políticos, pero también cada uno de los individuos que formamos parte de la sociedad) si permitimos, o incluso aplaudimos, el surgimiento y legitimación como sujetos políticos de gente como Cantona, Belén Esteban, etc., que tan sólo hacen uso ventajista de su condición de símbolos sociales para lanzar proclamas populistas en situaciones de tensión social.
Obviamente, no estoy defendiendo una posición elitista que acalle la voz del pueblo, sólo que al ver a gente así decir lo que todos queremos oir, o al menos quejarse en nuestro nombre echándole el valor que deberían tener otros, se me ocurre la preocupante cuestión:
¿Pero entonces, para qué queremos a los políticos?
1 comentario:
¡Eh! No te metas con Cantoná... no era un futbolista convencional, como tampoco ahora es un ex jugador convencional... es algo más. Meterlo en el mismo saco junto a Belén Esteban, por ejemplo, me parece injusto. La política no es solo cosa de políticos, creo que en eso estamos de acuerdo. Lo que dijo Eric no era ninguna bobada. Y el hecho de haber sido jugador de fútbol no le quita ningún mérito a su activismo.
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