martes, 16 de noviembre de 2010

El valor de tomar un edificio.

Parafraseando el diálogo de la película V de Vendetta, podríamos decir:
El edificio es un símbolo, como lo es el acto de asaltarlo... los símbolos sólo tienen el valor que les da la gente, por si solo un símbolo no significa nada, pero si se unen muchas personas tomar un edificio puede cambiar el mundo.

El pasado día 10, lo que comenzó como una manifestación de protesta pacífica contra los recortes sociales que ha puesto en marcha el gobierno británico, y concretamente contra la decisión de triplicar las tasas universitarias (de 3000 libras se pasará a 9000), terminó con la toma por la fuerza de la sede de los “Tories”, el partido conservador británico, en Londres. Se trata del primer capítulo serio de protesta contra el gobierno de coalición, al mismo tiempo que ha obligado al vicepresidente Nick Clegg a reconocer que la decisión de Cameron de triplicar la tarifa de las matrículas universitarias le había supuesto un serio aprieto, puesto que antes de sumarse a la coalición dominada por los conservadores, el líder del partido Liberal Demócrata había firmado un manifiesto donde se oponía al aumento.

En palabras de la reportera que aparece en el vídeo (alrededor del segundo 58), lo que comenzó siendo una manifestación pacífica y jovial de unas 50000 personas –la mayor manifestación que ha vivido Londres contra los mensajes de austeridad lanzados por el gobierno de Cameron y Clegg- derivó en la concentración de manifestantes en la puerta de la sede del partido conservador gritando eslóganes y quemando carteles delante de un destacamento policial atónito y paralizado ante lo que estaba ocurriendo. La tensión fue creciendo hasta que un pequeño grupo de manifestantes –los organizadores de la manifestación se han desligado de estas acciones- consiguieron romper, ante la estupefacción de varios policías, una ventana de la sede, por la que comenzaron a entrar en cantidad de cientos y tomaron el inmueble desde la planta baja hasta, literalmente, el tejado, como puede verse en el vídeo.

Se trata de la primera gran manifestación contra el gobierno de Cameron, quien hace unas semanas auguraba un recorte “radical” en gasto público. No obstante, parece que no va a ser la última, según han anunciado los estudiantes: “esto es solo el principio de una serie de protestas contra la destrucción de nuestro sistema educativo y nuestros servicios públicos”. Según el estudiante Robert Briggs "La gente está cansada de los sindicatos tradicionales y tras observar lo que pasa en otros países como Grecia o Francia, intenta organizarse de forma autónoma para, de alguna manera, tener la impresión de que se les escucha, de que pueden cambiar las cosas".

Ante el impacto de los hechos, siento la tentación de intentar extrapolar al escenario español unas acciones similares. ¿Se imaginan ustedes que un grupo de estudiantes, al grito, pongamos, de NO A BOLONIA, tomaran la sede del PP o del PSOE -aunque el San Benito de conservadores lo lleven sólo los primeros, la reforma educativa del PSOE y sus recientes recortes sociales demuestran que las siglas no sirven para nada, que lo que vale son las ideas, los programas y el peso de los hechos-? Sin embargo, por mucho esfuerzo que haga, no consigo imaginarme un escenario parecido al de Londres, con gente enfadada de verdad, policías acongojados en un rincón y 32 detenidos al final de la función. Por desagradable que me parezca, siento que, pese a que seamos muchos los que nos manifestemos de manera seria contra las medidas antisociales del gobierno, serán más los que, al comienzo o al término de la manifestación tirarán por tierra el esfuerzo colectivo al albur, por ejemplo, de una buena calimotxada, algo tan habitual por desgracia en las protestas estudiantiles españolas. Esa es la rabia que siento tras años asistiendo a manifestaciones estudiantiles; quitando a honrosos compañeros y grupos minoritarios que sí tienen una noción clara de lo que está en juego en cada momento, se tiende a confundir rebeldía y activismo político con música, calimotxo y lunas rotas, lo que ayudado por la estigmatización de los medios de comunicación y por los prejuicios de gran parte de la sociedad española hacia la juventud demuestra que, como masa social, todavía necesitamos una buena dosis de conciencia política y sentido de dignidad colectiva.
¿Qué valor simbólico puede tener de aquí en adelante la toma de la sede del partido conservador británico? Está por ver, pero lo que sí es seguro es que esa acción es símbolo y muestra de que los ingleses tienen una mayor conciencia del límite hasta el que están dispuestos a aguantar. Si tienen que enseñar las uñas, lo harán, como los franceses y los griegos. ¿Y los españoles?


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