"Todas las revoluciones dignas de mención tienen una fase inicial perfectamente anárquica".
Desde que el pasado domingo tuviera lugar la manifestación de carácter apartidista organizada a nivel estatal por algunos coletivos sociales, muchas son las muestras de que algo se anda moviendo en la conciencia colectiva madrileña y estatal.
La mayor muestra, no sólo cuantitativa sino también cualitativa, de que la movilización no había hecho más que comenzar se puede encontrar en la madrileña Puerta del Sol. Pese a las iniciales resistencias y amenazas (palizas incluidas) de la policía enviada por el Ministerio del Interior (aquel que dirige en última instancia el mismo señor que en 2004 pregonaba el talante y el dialogo), desde ayer martes parece haberse estabilizado la acampada en la Puerta del Sol, con amplio apoyo social.
Ante todo, una evidencia de que el movimiento puede tener más fuerza de lo que muchos preveían: los partidos políticos han pasado de mostrar desprecio por esos "exaltados" a disputarse su favor, en vistas de los comicios del 22 de mayo, como el PSOE=PSM (incluso Felipe González ha saltado al ruedo).
Sin embargo, muchos son todavía las incognitas por despejar en relación a lo que mundialmente se ha dado en conocer como la "Spanish Revolution". ¿Es realmente una movilización espontánea? Hay razones para dudarlo, pues el alto nivel de organización de la misma (en Comisiones, con acuerdos con el Servicio Municipal de Limpieza, con prohibición del consumo de alcohol) hace pensar que había un plan y unos organizadores preparados de antemano para que las movilizaciones tuvieran éxito. En tal caso, ¿quién está detrás? Todavía no está clara la respuesta. Ni siquiera aplicando el famoso "Qui prodest?" (¿a quién beneficia?) hallamos pistas sobre la misma, pues no es seguro que ningún partido, a priori, pueda sacar tajada del asunto.
Los partidos y los analistas políticos hacen sus pesquisas de cara a los comicios del 22M, pero nadie sabe a ciencia cierta qué puede pasar de aquí a entonces. Lo iremos viendo, en mi caso, con el privilegio de la primera persona. Me voy a la Puerta del Sol.
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