Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
martes, 27 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
En defensa del derecho a la eutanasia.
“Hay que morir con orgullo cuando ya no se puede vivir con orgullo. La muerte, elegida libremente, realizada a tiempo, con lucidez y alegría, rodeada de hijos y de testigos, de forma que todavía sea posible un auténtico adiós, a que asista verdaderamente quien se despide y haga una tasación real de lo deseado y de lo conseguido a lo largo de toda su vida; la muerte, así, se opone totalmente a la horrible y lamentable comedia que el cristianismo ha hecho de la misma. No le debemos perdonar nunca al cristianismo que haya abusado de la debilidad del moribundo para violar su conciencia, al igual que ha hecho con la forma de morir para emitir juicios de valor sobre el hombre y sobre su pasado.”
Friedrich Nietzsche
El ocaso de los ídolos.
martes, 20 de marzo de 2012
La Pepa y el PP.
Ignacio Escolar [www.escolar.net]
Mariano Rajoy ha aprovechado que el bicentenario de la Pepa pasaba por la campaña electoral andaluza para vender sus medidas en el discurso institucional. “Los gaditanos nos enseñaron que en tiempo de crisis no solo hay que hacer reformas sino que también hay que tener valentía para hacerlas”, dice el presidente del Gobierno. Puestos a encajar paralelismos históricos con calzador, sus “reformas” se parecen mucho más al Estatuto de Bayona que a la Pepa: son recetas impuestas desde el exterior sin que pinte gran cosa el patriotismo y la soberanía nacional. Hoy es Merkel y “los mercados”, hace dos siglos fue Napoleón.
Pero la trampa argumental de Rajoy es doble. Su otro subterfugio es semántico y consiste en presentar como reformas lo que son recortes y pasos atrás; la neolengua del Partido Popular. ¿De verdad es el espíritu de la modernidad quien inspira al PP a eliminar el derecho al aborto para abandonar una ley de plazos como la que rige en casi toda Europa? ¿Es “liberal” quitar la asignatura de Educación para la Ciudadanía para agradar a la Conferencia Episcopal? ¿Qué clase de avance social pasa por limitar el derecho a la huelga, por recortar los derechos a los trabajadores o por los tijeretazos en educación y sanidad?
Con todo, ayer hubo una buena noticia que celebrar: que la derecha española y el mismísimo rey Borbón celebrasen el bicentenario de esa primera constitución española, “una de las mayores aportaciones a la cultura política universal”, según Rajoy. Escuchando tanto elogio hiperbólico, sorprende que la Pepa fracasase y apenas estuviese unos pocos años en vigor, sepultada por la Corona y por las oligarquías reaccionarias que, en el camino, hundieron a España en un nefasto siglo XIX cuyas terribles consecuencias aún no hemos terminado de pagar. Una pregunta retórica, para terminar: ¿será posible que la derecha patria reconozca la herencia democrática de la Constitución de la II República Española cuando cumpla cien años, el 9 de diciembre de 2031, o también habrá que esperar al bicentenario?
jueves, 15 de marzo de 2012
Aquellos maravillosos años…
Echo de menos aquellos maravillosos años en los que se hacía Política con mayúsculas, en los que la escena política era una batalla de ideas en la que todo el mundo estaba implicado. Sobre todo, extraño aquellos maravillosos años en que había referentes claros que ponían voz a los que no la tenían en los más altos foros de la política mundial, con el arrojo y el valor que cada día comprobamos cómo se encuentra casi totalmente extinguido. Hoy, aquellos voceros de los sin voz, de los nadies que diría Galeano, sin duda existen, pero se ven apartados por el flujo arrollador de los media mass que sepulta al pensamiento crítico, controla el decorado, el guión y los personajes de la farsa en que ha degenerado la política mundial.
miércoles, 14 de marzo de 2012
La metáfora del cuarto de baño.
Si dos personas viven en un apartamento y hay dos cuartos de baño, entonces los dos tienen libertad para usar el cuarto de baño cuantas veces quieran y pueden estar en el cuarto de baño todo el tiempo que deseen y para lo que deseen usarlo. Y todo el mundo cree en el derecho a cuarto de baño y en la libertad a usarlo cuando le apetezca, nadie está en contra de eso, todos creemos que debería estar hasta en la Constitución.
Pero si hay veintidós personas en el apartamento y solamente dos cuartos de baño, no importa cuánto crea la gente en la libertad y el derecho a cuarto de baño, porque tales cosas no existen. Entonces hay que establecer turno para cada persona para usar el baño, se tienen que establecer normas como que no puedes usarlo para cortarte las uñas, solo para necesidades y ducharte, lo que tendrás que hacer en poco tiempo… tienes que golpear la puerta para entrar… “¿Aún no estás listo?”… y así.
De la misma manera la democracia no sobrevive cuando hay superpoblación. La dignidad humana no puede sobrevivir a ello. La comodidad y la decencia no pueden sobrevivir a ello. A medida que crece la población planetaria el valor de una vida no solamente declina, sino que al final desaparece. Ya no importa si alguien muere. Cuanta más gente hay, menos importa cada individuo.
Isaac Asimov
martes, 13 de marzo de 2012
Alguien se quedó dormido.
“habrá otro –entre sí decía–
más pobre y triste que yo
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó”
(Calderón de la Barca)
No hace falta mirar muy atrás para que la comparación sea pasmosa, cruel o insólita. Tanto, que los insultos de ayer se han convertido, en esta España de la restauración popular, en piropos cotidianos. Los comentarios jocosos o las miradas conmiserativas se han tornado expresiones recurrentes de envidia y anhelo. “¡Currela!”. “Pues quién pudiera… ¡Currito!”. “Eso era antes de los minijobs… ¡Mileurista!” Pues los cinco millones de parados y algunos millones de trabajadores con sueldos bien por debajo firmarían hoy con los ojos cerrados esa condición. Y los ejemplos no se acaban. Todos los que se acuerdan de la huelga general de 1988 contra el Plan de empleo juvenil –cuando se popularizó la pintada “hazte empresario: el gobierno te pone los esclavos”– miran con nostalgia esos momentos en donde el deterioro parecía un paréntesis y la vida un crucero donde camareros sin rostro brindaban anocheceres donde no se acababa la música. Sindicatos, sindicalistas y trabajadores también recuerdan esos tiempos en donde se luchaba –se luchaba aunque sin exagerar– por la jornada laboral de 35 horas. Ahora, que nos vamos hacia las 40-45 horas semanales –los privilegiados, que el resto hace tiempo que las pasaron–, aquella idea del recorte del tiempo de trabajo para que trabajáramos todos (y, al tiempo, trabajáramos para vivir y no al contrario) es vista con la nostalgia con la que Jorge Manrique veía los tiempos de su padre, el de las coplas, ya pasado a mejor vida (y corría el siglo XV). Quién pillara hoy un contrato basura de los de antaño.
Sabemos que las luchas de ayer son los derechos de hoy. Aunque el tiempo todo lo dulcifica, sin cabezas cortadas de reyes nunca hubieran llegado los derechos civiles (¿Ya hemos olvidado que sin la toma de la Bastilla no hay Revolución Francesa?). Sin barricadas, incendios y confrontaciones, hoy el voto seguiría siendo censitario, un privilegio para las clases con renta. (¿Hemos olvidado las revoluciones de 1830 y de 1848?). Sin la ejecución de los zares, sin Emiliano Zapata y Pancho Villa –la primera Constitución que recoge derechos sociales en el mundo es la de Querétaro de 1917. Por la simple razón de que ellos hicieron su revolución antes–; sin la toma del Palacio de Invierno, sin la revuelta espartaquista de Berlín o el levantamiento popular de los Crisantemos que trajo la república en Hungría en 1919, nunca hubiera disfrutado Europa y América de derechos sociales. Por si no bastara, tuvo luego que derrotar a las potencias del eje, que se sostenían en una derecha que, asustada y en crisis, decidió abrazar el fascismo como mal menor. Y fue el mayo del 68 el que brindó el último empuje, generalizando los derechos de identidad –sexuales, de raza, género, edad– y clausurando, hasta nueva orden, las maneras autoritarias heredadas del periodo de entreguerras y la posterior guerra fría. Es ahí donde se miró, aunque de manera pacata, la Constitución española de 1978. Pero si los derechos de hoy son las luchas de ayer, las luchas de hoy debieran ser los derechos de mañana. Pero entretanto, alguien se quedó dormido…
Los Estados fueron privatizando lentamente –tardaron cuatro décadas– la función crediticia, hasta llegar al disparate actual donde el Estado crea dinero –en nuestro caso el Banco Central Europeo– que se lo entrega a los bancos privados –a un interés del 1%– y estos luego lo vuelven a colocar en el mismo Estado a tipos superiores. Si te traen el dinero a casa ¿para qué madrugar para ir a ganarlo? El entramado “bancos-grandes empresas-clase política-medios de comunicación” está perfectamente engrasado. Como un único cuerpo de ejército se reparten las funciones para que la estafa quede encubierta bajo otros rubros más aceptables por la ciudadanía. Cuando pensaron que la gente iba a echarse a la calle a cazar a los políticos y a los banqueros a lazo, dijeron que había que refundar el capitalismo. Pero las gentes abandonaron sus “plazas Tahrir” y, como ahora en Egipto, regresaron los militares.
La cartelización de los partidos –convertidos en franquicias de un cártel con reglas fijas que deben cumplirse para pertenecer al club– los hace deudores de los bancos y de la lógica estatal donde ellos operan. Dentro de esas reglas, no hay solución. Esta fase final del ciclo largo –que históricamente se ha solventado, tras la burbuja financiera, con guerras–, sólo se solventa si alguien aprieta los frenos de emergencia –una metáfora que acuñó el más heterodoxo de los frankfurtianos, Walter Benjamin, en la crisis de los años treinta–. Difícilmente van a hacerlo los políticos, los banqueros, los empresarios o la iglesia, todos beneficiarios de esta alocada carrera. Queda el chófer y, en última instancia, los que frenan los coches cortando las calles. Como sostiene Andy Merrifield, el derecho a la ciudad se conquista recordando que la ciudad también es de los que se van quedando en los márgenes de la misma, es decir, en los márgenes del empleo, la educación, la salud, la vivienda…
Tanto quejarnos de que los estudiantes no estudian y van, hacen suyas las calles e interpretan correctamente a la Escuela de Frankfurt y sus profundidades filosóficas. Esto es aprender sobre la marcha. Sólo suspenden los que se han quedado dormidos.
Juan Carlos Monedero*
(*) Juan Carlos Monedero es profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid y director del Departamento de Gobierno, Políticas Públicas y Ciudadanía en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales.
martes, 6 de marzo de 2012
Este discurso ya me lo se.
Estamos a escasos días de que se cumplan 20 años desde que el siguiente discurso fuera pronunciado. Y sin embargo, pareciere que nada ha cambiado desde entonces. Las mismas razones que lo motivaron entonces, siguen moviendo la rabiosa actualidad política, económica y social sin que nada parezca distinto. Entonces, la crisis también azotaba a los trabajadores y enriquecía a los especuladores y rentistas. Entonces, ya había razones para reflexionar acerca de la eficacia de nuestro sistema social. Entonces como ahora, y como escribió Lenin hace más de un siglo, surgía la pregunta para la que, paradójicamente, en 1902 teníamos una respuesta más clara: ¿Qué hacer?
Sobre la sociedad española, señorías, está cayendo constantemente, como una lluvia densa y penetrante, desde los instrumentos generadores de cultura y desde las argumentaciones justificadoras de la política económica del Gobierno, toda una serie de contravalores que van horadando la capacidad de cohesión, de ilusión, de corresponsabilidad y de confianza de la sociedad en ella misma y en los poderes públicos [...] Frente a los contenidos, valores e, incluso, códigos morales de una acción de política económica planificada democráticamente en base a la creación de riqueza, la laboriosidad e industriosidad, se elevan por vía de la apología y por vía del ejemplo, el mundo del negocio fácil, la inversión rentable a corto plazo y los beneficios obtenidos por la especulación.
Discurso pronunciado por Julio Anguita.
{Diario de sesiones, 24/03/1992. Disponible en www.congreso.es}.
lunes, 5 de marzo de 2012
Sobre la hipocresía cultural moderna.
Fantástica escena de la película Alta Fidelidad en la que el protagonista diserta lúcidamente en torno a ciertos elementos culturales que actúan como verdaderos pilares de nuestra civilización occidental. ¿Escuchamos música pop por estar deprimidos? ¿O estamos deprimidos por escuchar música pop?
domingo, 4 de marzo de 2012
sábado, 3 de marzo de 2012
¿Tiene el periodismo alguna responsabilidad?
Ignacio Escolar - Responsabilidades del periodismo en torno a la crisis from ATTAC.TV on Vimeo.
viernes, 2 de marzo de 2012
Venezuela, Wikileaks y los medios.
Desde hace años, los mayores medios de información estadounidenses y europeos están liderando una campaña de desinformación contra Venezuela, que claramente contradice su supuesta imparcialidad en su cobertura mediática. En realidad, tal cobertura puede definirse como mera propaganda política en contra del gobierno dirigido por el Presidente Chávez. Los documentos publicados por Wikileaks han mostrado como los diferentes gobiernos federales de EEUU han estado interviniendo activamente en la política doméstica de Venezuela, a fin de derrotar al gobierno Chávez, al que consideran una amenaza para los intereses empresariales estadounidenses, que históricamente han gozado de una enorme influencia sobre los gobiernos de aquel país, anteriores al actual. Lo que no se conocía hasta hace poco, sin embargo, era que -según los documentos publicados en Wikileaks- algunos de tales medios, han jugado un papel muy activo en la desestabilización del gobierno Chávez, lo cual no se ha publicado en los mayores medios de información españoles.
La información recogida por Wikileaks, y canalizada a través de algunos de los mayores medios de información, ha permitido detectar un sesgo anti Chávez en tales medios, mostrando un proceso de selección en la publicación de aquellos componentes de Wikileaks que pueden dañar al gobierno Chávez. Tales medios han publicado, por ejemplo, el componente de Wikileaks que señala -según la embajada estadounidense- la influencia que los asesores cubanos tienen en el gobierno venezolano, pero no han publicado la influencia de los asesores durante el gobierno Uribe, el cual gozó de una cobertura muy favorable en los mismos medios. Wikileaks publicó los informes del embajador estadounidense en Colombia, que mostraban la clara participación de sectores del Ejército colombiano en la desaparición y matanza de personas. Colombia es el país latinoamericano que ha tenido un número más elevado de desaparecidos, mucho mayor, por cierto, que Argentina en los años 70 y 80. Los mayores medios de difusión han sido muy escuetos en la cobertura de esta enorme violación de los derechos humanos en Colombia, contrastando con el detalle (y falta de objetividad) en su cobertura de las supuestas (algunas de ellas reales) violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
Entre las supuestas violaciones está la eliminación de la libertad de prensa en Venezuela, presentando al gobierno Chávez como dictatorial. Los mayores medios de información españoles presentan como una realidad el que no exista libertad de expresión en los medios venezolanos. El intelectual orgánico del neoliberalismo Latinoamérica, Mario Vargas Llosa, siempre se refiere al Presidente de Venezuela como el dictador Chávez. Y lo mismo ocurre en España. Un ejemplo es el ex Presidente Aznar del Partido Popular que también se refiere constantemente al Presidente de Venezuela como el dictador Chávez. Los datos, sin embargo, no avalan tal definición.
Según la Nielsen Media Research International (que analiza los medios de comunicación a nivel internacional) y lo publicado por el Center for Economic and Policy Research, de Washington, la gran mayoría de canales televisivos en Venezuela (de donde recibe la información la mayoría de la población) son canales privados. Las cadenas públicas (que son la minoría) cubren sólo un 5% de la audiencia. El 95% de la población recibe la información de los canales privados, la mayoría fuertemente hostiles hacia el gobierno Chávez. Los canales públicos, que cubren un 5% de la audiencia total, tienen un porcentaje mucho menor que en Francia (un 37%) o en Gran Bretaña (37%). Nadie acusa a los gobiernos de estos países de ser dictatoriales. Es cierto que el tono de las televisiones públicas de estos países es mucho menos partidista que los canales públicos venezolanos, con lo cual, la comparación tiene límites. El partidismo de los canales públicos venezolanos es muy acentuado. Ahora bien, la clara hostilidad hacia el gobierno de la mayoría de los canales privados (que cubren a la gran mayoría de la ciudadanía) es enormemente partidista. La neutralidad y objetividad no existe en tales medios, los cuales son meros instrumentos propagandísticos de los grupos de presión afectados por las reformas del gobierno Chávez. Hablar de falta de libertad de expresión, cuando la mayoría de los medios están controlados por la oposición, es un indicador claro de la ausencia de objetividad en la cobertura mediática de lo que ocurre en Venezuela. Y un ejemplo del carácter propagandístico y falta de rigor que caracteriza los discursos de Mario Vargas Llosa y José María Aznar, entre muchos otros.
¿Por qué tal hostilidad hacia gobiernos de izquierda por parte de tales medios (no sólo Venezuela, sino también Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, entre otros han sido víctimas de las campañas de desinformación de tales medios)? La respuesta es fácil de ver. Tales medios son parte de multinacionales mediáticas que controlan la mayoría de medios en Latinoamérica. Sus intereses se encuentran amenazados por tales gobiernos, que intentan diversificar el abanico ideológico en los medios, hasta la actualidad muy dominados por compañías multinacionales de orientación conservadora y neoliberal. Por extraño que le parezca al lector español, Venezuela tiene mayor pluralidad ideológica en los medios que España, donde la extensión de la prensa o medios televisivos de izquierdas es muy limitada. Hay más medios televisivos y rotativos de derechas en Venezuela que medios televisivos y rotativos de izquierdas en España. Imagínense si en España un gobierno de izquierdas quisiera diversificar tal oferta mediática. Habría una enorme movilización de los medios conservadores y neoliberales acusando al gobierno de atacar la libertad de prensa y de expresión. Mientras, su dominio sobre la información, con escasas voces y medios alternativos, lo definen como “libertad de expresión”.