jueves, 24 de mayo de 2012

Píldora metafórica IV: metáforas vivas y metáforas muertas.

Efectivamente, como ya planteara Nietzsche y desarrollara Derrida, bajo cada concepto, imagen o idea late una metáfora, una metáfora que se ha olvidado que lo es. Y ese olvido, esa ignorancia, es la que, paradójicamente, da consistencia a nuestros conocimientos, a nuestros conceptos e ideas. Si hay una idea clara y distinta, perfectamente idéntica a sí misma, sin el menor margen de ambigüedad ni contradicción es, por ejemplo, la idea “raíz cuadrada de 9”, que todos sabemos que es 3. Tan claro lo tenemos que nunca se nos ha ocurrido preguntarnos cómo es posible que un cuadrado tenga raíz, como si fuera una berza. Y cómo es posible que esa raíz (3) tenga la suficiente potencia para engendrar al cuadrado entero (9). Para los imaginarios griego, romano y medieval, imaginarios agrícolas y animistas en buena medida, el número, como tantas otras cosas, se percibía, efectivamente, como si fuera una planta. Los textos matemáticos de estas épocas están plagados de metáforas vegetales y alimenticias. Para nosotros, ese “como si” que llevaba a percibir los cuadrados con propiedades de berzas ha perdido toda su pujanza instituyente hasta haberse consolidado en un concepto perfectamente instituido: el concepto “raíz cuadrada”. Hemos perdido la conciencia y el sustrato imaginario del símil que hacía vero-símil la metáfora, y lo que era vero-símil se nos ha quedado en simple “vero”, verdad pura y simple, es decir, purificada y simplificada del magma imaginario del que emergió.

[…] La expresión “raíz cuadrada” es una abreviatura de la expresión original “raíz del cuadrado”, por lo que es en ésta en la que nos centraremos. En los momentos en que tal concepto es aún una metáfora viva, la comunidad matemática aún no ha canonizado una expresión entre todas las que circulan. (…) Raíz es a planta lo que lado es a cuadrado. Es decir, la relación de un lado con su cuadrado (o sea, con el cuadrado que lo tiene por lado) es como la relación de una raíz con la planta a la que sustenta. Calcular la raíz de 9 es hallar la longitud del lado capaz de criar o engendrar un cuadrado de superficie 9.

Metáforas como estas, que hablan de ahorrar tiempo, de “la voluntad de la mayoría” o de “raíces cuadradas”, llamadas habitualmente metáforas muertas, revelan así las capas más solidificadas del imaginario, aquéllas en las que su cálida actividad instituyente hace tiempo que se congeló pero que, no por ello, deja de dar forma al mundo en que vivimos. Es más, cuanto más muertas, más informan de ese mundo, pues ellas ponen lo que se da por sentado, lo que se da por des-contado, aquello con lo que se cuenta y que, por tanto, no puede contarse: los llamados hechos, las ideas, las cosas mismas.

Extraído de“Metáforas que nos piensan”, de Emmanuel Lizcano (2006).

Editorial Traficantes de sueños, Madrid

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