Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
jueves, 26 de agosto de 2010
Corazón
domingo, 15 de agosto de 2010
¿Por qué pasó en verano?
EL PAÍS - Tentaciones
Jose Luís Aranda
Dios"- exclama el Rey- "qué penosa es mi vida"
Brotan las lágrimas de sus ojos, se mesa la barba
Aquí acaba la gesta que Turoldo expone
Son las últimas palabras del Cantar de Roldán. El primer testimonio escrito en francés narra la humillante derrota de las tropas del emperador Carlomagno en Roncesvalles el 15 de agosto del año 778. De suceder hoy, 1.232 años después, es posible que muchos de sus conocidos que se encuentren de vacaciones no se hubieran enterado. Podría decirles, parafraseando una pieza que ya es un clásico en este periódico, que pasó mientras usted no estaba. Pero ¿por qué pasó cuando usted no estaba?
Casualidad o no, numerosos hechos históricos de gran relevancia pasaron en verano. En verano comenzó la revolución francesa y acabaron las guerras mundiales (hoy se cumplen 65 años de la rendición de Japón), en verano partió Cristóbal Colón hacia América y llegó el hombre a la Luna, en verano se demostró que la Armada Invencible no lo era tanto y que las tropas napoleónicas también podían perder en Bailén, en verano demostró Léonidas que en las Termópilas eran posibles las defensas numantinas incluso 350 años antes de que los habitantes de Numancia se rindieran a Roma, también en verano...
¿Existen factores que expliquen tanta coincidencia? "Es cierto que existe una cierta correlación, pero yo la relativizaría mucho porque encontramos acontecimientos históricos en todas las estaciones del año", responde Antoni Segura, catedrático de Historia Contemporánea y director del Centre d'Estudis Històrics Internacionals (CEHI) de la Universidad de Barcelona. En general, Segura señala que esa relación se da más claramente "en las sociedades agrarias, y seguramente es más evidente cuanto más se retrocede en el tiempo".
Héroes en espera y emperadores supersticiosos
Retrocedamos pues más de 2.000 años. "En el mundo antiguo la guerra era sobre todo en verano -indica Carlos García Gual, catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid- en las guerras del Peloponeso, que cuenta Tucídides, todas las campañas eran en verano". Un estío, eso sí, que hay que entender en sentido amplio: "Los espartanos invadían el Ática siempre en primavera y se retiraban en otoño", recuerda. Y antes aún, en el mito, la Ilíada describe a las largas esperas de militares, héroes y naves hasta la llegada de los tiempos favorables.
También en La Guerra de las Galias, de César, se da cuenta del movimiento de tropas a partir de primavera, según señala María Paz García-Gelabert, del departamento de Historia Antigua en la Universidad de Valencia, donde impartió durante años la asignatura Guerra y ejército en la Antigüedad. "La dinámica de la guerra se gestaba en el seno de la política durante todo el año, pero los ejércitos se movían a partir de la primavera", aclara la profesora. Lo que nunca olvidaban los romanos, ceremoniosos al extremo en los temas bélicos, era lanzar sus augurios para saber qué días eran fastos y cuáles nefastos a la hora de iniciar una campaña. Augurios, eso sí, que nunca se pedían en invierno...
"El verano tiene la ventaja de que las comunicaciones están más seguras", apunta Antonio Elorza, catedrático de Pensamiento Político en la Complutense de Madrid. Así, la historia avanzó, pero el propio Carlomagno no encontró ningún motivo para guerrear como se había hecho hasta entonces: con el buen tiempo y los pastos rebosantes de comida para las bestias de su temida caballería. Y siglos después, fue un 16 de julio cuando la cristiandad consolidó su posición ante el mundo islámico en las Navas de Tolosa, posición que había perdido el rey Rodrigo 501 julios antes en Guadalete. "El verano ha jugado un papel importante en Europa y América del Norte, pero como gran espacio temporal que comienza en marzo", corrobora Elorza, quien no obstante advierte que "muchas veces no puede establecerse un nexo casual". En definitiva: parece que el buen tiempo ayuda a que pasen cosas, pero que luego se concreten entre la última semana de junio y la última de septiembre, forma parte de un cierto azar.
De la Invencible a la guerra de Afganistán
No se sabe si por azar, pero el caso es que la Grande y Felicísima Armada enviada por Felipe II para invadir la Inglaterra de Isabel I, no encontró en el Canal de la Mancha las condiciones más favorables para su empresa, que fracasó estrepitosamente a principios de agosto de 1588. "Hay unas circunstancias que no se pudieron prever. Algunos hablan incluso de la forma de las mareas, que no facilitaba la estrategia de fondear primero en Flandes, además de que los galeones no eran lo más indicado para unas aguas tan bajas", señala Enrique Martínez, catedrático de Historia Moderna en la Complutense madrileña.
¿Se habla sobre el verano en la extensa tratadística militar moderna? "La estacionalidad de la guerra todo el mundo la conocía, no hacía falta especificar fechas", responde Martínez, profesor de un curso doctoral sobre Organización militar de la Monarquía Hispánica. Entre las principales ventajas señala la facilidad para navegar, la posibilidad de abastecer mejor a las tropas sobre el terreno -"los silos de los pueblos estaban llenos"- y la mayor duración del día además de la escasez lluvias -"es más fácil el desplazamiento, sobre todo de la artillería". En conclusión, "la vida hasta la revolución industrial tenía un ritmo que dependía mucho de las estaciones y en invierno se detenía, porque la actividad agrícola se detenía también".
Una vida pendiente de los ciclos del campo. Suena antiguo, pero es más actual de lo que parece: "Hay sociedades de Asia y África en que el ciclo agrario sigue condicionando mucho. Nadie va a la guerra cuando tiene una cosecha por recoger", indica Antoni Segura, quien cita la ofensiva talibán de este verano como ejemplo. Con los avances técnicos y la profesionalización de los ejércitos es más difícil encontrar factores estacionales en acontecimientos como el inicio de la Guerra Civil, el final de las dos guerras mundiales, la invasión de Polonia por Hitler, la entrada de las tropas soviéticas en Praga o la proclamación de varias independencia africanas y asiáticas, hechos que animaron los veranos del siglo XX. Lo que sí se puede ver en los últimos tiempos en incidentes como el ataque israelí a Líbano en 2006 o la guerra de Georgia en 2008, cuenta Segura, es "la búsqueda de la menor incidencia mediática, del apagón informativo". Ese mismo que hoy, 15 de agosto de 2010, permite detenerse a conjeturar sobre las coincidencias de la historia.
Voluntad general de los españoles
Antonio García Trevijano
Una de las cuestiones más difíciles de entender en las democracias representativas, la teoría de la representación política, nunca ha podido ser explicada en términos razonables. La soberanía, dice la teoría, reside en el pueblo. Por medio de su poder electoral, éste designa periódicamente a representantes para que gobiernen, legislen y juzguen por él y para él. Hasta aquí se entiende. El embrollo comienza con la brutal prohibición al “soberano” de dar instrucciones a sus mandatarios, ni siquiera bajo la forma pasiva de hacer vinculantes las promesas que éstos le hicieron para ser elegidos. Continúan el enredo prohibiendo al “mandante soberano” revocar el poder de sus mandatarios en caso de abuso. Y termina con la aberración de considerar voluntad general a la simple voluntad de la mayoría.
La culpa de este galimatías no fue de Rousseau, para quien la voluntad general no podía ser representada, sino del abate Sieyès, que abrió el ciclo de la Revolución Francesa con un golpe de mano contra el mandato imperativo y contra la revocabilidad de la representación, para que la Asamblea pudiera autoproclamarse soberana frente al pueblo que la había elegido. Obligado a legislar, según la regla práctica de la mayoría, y a dar un fundamento a la necesidad de obediencia de las minorías, trasladó al conjunto de representantes la idea de la voluntad general que Rousseau había concebido para el pueblo.
Nuestra Constitución, inspirada en estos malabarismos que contradicen el sentido común y las ideas seculares del mandato y de la representación civil, oscurece aún más el panorama al conceder a los partidos el monopolio de la representación política. El poder electoral queda así definitivamente sometido al de media docena de personas, cuya voluntad particular constituye la voluntad general de los españoles.
viernes, 13 de agosto de 2010
jueves, 12 de agosto de 2010
Roto.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Sumisión, de Theo Van Gogh
viernes, 6 de agosto de 2010
Historia de las detonaciones nucleares 1945 - 1998
¡Orden de alejamiento para Díaz Ferrán YA!
“No entiendo la empresa con el empresario a un lado y los trabajadores por otro, sino todos juntos, por el bien común, sacando adelante una aventura empresarial.” -Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE-
Isaac Rosa
A ver si lo entiendo: si eres un peligro conduciendo, te quitan el carné. Si eres un maltratador, te ponen una orden de alejamiento. Si eres ludópata, no te dejan entrar en el casino. Pero si eres un peligro conduciendo empresas, un maltratador de trabajadores y un jugador temerario en los negocios, ni te inhabilitan para tener empresas, ni te prohiben acercarte a menos de 500 metros de un asalariado, y además te siguen abriendo la puerta del banco.
Pues nada, ya que nadie nos protege, vamos a tener que distribuir carteles para que todo el mundo esté sobreaviso y tome sus propias precauciones. Bajo una foto del prenda, a grandes letras: “Peligro, empresario depredador suelto. Eviten a toda costa trabajar para él, así como ser clientes o proveedores suyos.” Más que nada porque, tras la cadena de pifias empresariales, el tipo no sólo no muesta arrepentimiento sino que amenaza con reincidir: “Volveré a tener empresas”, ha asegurado.
Hace poco más de un mes encabecé otra columna con una frase suya, el día en que vendió Marsans a un killer especializado en dar el tiro de gracia: “Los trabajadores de Marsans no tienen de qué preocuparse. El nuevo propietario sacará las empresas adelante. Si no, no lo hubiéramos hecho.” ¿No es genial? Igualito que el maltratador que tras soltarte la hostia te dice: “anda, churri, no llores, si como yo te quiero no te quiere nadie”.
Tras Air Comet y Seguros Mercurio, lo de Marsans ha sido de traca: una empresa centenaria, que un año antes de empezar sus dificultades era perfectamente viable, facturando 720 millones y con unos beneficios de 7,5 millones, se hunde cuando sus propietarios sacan de la caja más de 400 millones para enterrarlos en préstamos y avales en el agujero negro de Air Comet y otras compañías del grupo. Otra hazaña de quien, a esta hora, sigue presidiendo la patronal española.
Ya que nadie le para los pies, ni hay castración química posible de sus instintos, yo por si acaso ya llevo en el bolsillo un spray paralizante, no sea que cualquier día se me acerque en un callejón con una oferta de trabajo.
jueves, 5 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
Políticos cuánticos.
Jordi Sevilla
Militante del PSOE
Hace poco, pudimos ver juntos en acción a Felipe González y a Zapatero en una celebración del Grupo Parlamentario Socialista. El comentario más extendido, dentro y fuera, fué:¡que diferencia entre ambos! Tomando a cada uno de ellos como paradigma del político de “antes” y del politico de “ahora”, me permito reflexionar, yo que he trabajado con ambos, sobre cómo ha cambiado la política para dar como resultado políticos tan diferentes. Aqui y en el resto del mundo. Estamos en la época de los politicos cuánticos y ello refleja unos cambios sociales más profundos.
En otras entradas he señalado cómo la política considerada en el sentido de opciones alternativas, encaminada a resolver problemas reales de los ciudadanos parece, cada vez más, cosa del pasado. Esa concepción de la política tiene consecuencias: una, que puede haber debate racional sobre problemas y soluciones, dos se puede alcanzar acuerdos, tres los partidos son instrumentos al servicio de otro objetivo que es servir a los ciudadanos y cuatro, en momentos excepcionales, aplica el interés general al que se subordinan los intereses partidistas en beneficio de los ciudadanos.
Esa es una concepción de la política heredera del Racionalismo y de la Ilustración cuyas dos ramas diferenciales han sido el liberalismo y la socialdemocracia. Y lleva a una manera de hacer política en la que importa mucho la explicación, la narración, el contar a la gente lo que pasa para que lo entienda, en apelar a su razón para que discierna entre alternativas distintas cuál considera que es la mejor. Hay problemas objetivos que resolver, la gente no es tonta, los políticos deben pelear entre ellos, en base a razones y argumentos para ganar el apoyo mayoritario de los votantes sobre unas soluciones u otras.
La nueva política no requiere de narraciones, de historias, de explicar, de contar para convencer. Basta con decir eslóganes, consignas y titulares de prensa que movilicen “a los tuyos”. Así, el discurso político, e incluso la actuación política se convierte en pequeños “quantums”: frases o medidas, aisladas, hechas para perdurar el tiempo que dura un telediario antes de ser sustituidas por otras pensadas para el próximo telediario. Esto no quiere decir que los políticos de antes no pensaran en los titulares. Pero los incluían en su relato. Ahora, no hay relato sino una sucesión de titulares y medidas en forma de esos “quantums” que dieron lugar a la teoría cuantica de la energía y la materia.
Si. Hay diferencia entre políticos de ahora y de antes. Unos cuentan cosas, mientras otros dicen eslóganes. Pero detrás de esas diferencias formales, se encierra una profunda transformación de nuestro sistema político que no es ajena a las profundas transformaciones de nuestra sociedad, de los medios de comunicación y, en general, del sistema relacional entre los ciudadanos de esta sociedad. Estas transformaciones de fondo, son las que me parecen importantes. La política, esta de la que se dicen descontentos la mayoría de los ciudadanos, es solo la punta de un iceberg. ¿Chocaremos con él? No se. De momento, voy a repasar el principio de indeterminación de la teoría cuantica. ¡Menudo verano me espera!